Este artículo está basado parcialmente en hechos reales. Éstos tuvieron lugar el jueves 25 de julio del 2013 a partir de las 11:00pm. Cualquier parecido con personajes o situaciones reales es mera coincidencia. #Truestory
Yo recuerdo que era un juebebes como le dicen los chavos, los mismos chavos que les encanta decirle a octubre Rocktubre. Ese jueves tocaba el one and only Playmovil Project en el imperial. Mi novia Kelly salía de viaje al día siguiente temprano en la mañana. Logré convencerla de lanzarnos, le dije un par de chelas y terminando el toquín nos regresamos en chinga. Sí cómo no, Play and Movil, como siempre, se rifaron una presentación cotorrísima. Sí fueron un par de chelas como prometí pero le añadí un par de tequilas. Kelly ya me quería sacar de las orejas, le imploré una última chela. Cuando aceptó fui a la barra y solo traía 40 pesos. La chela costaba $45. Sabía que mi tarjeta de débito estaba en ceros. Ya más bien dije ahí muere vámonos.
Iba muy feliz manejando camino a casa de Kelly sobre insurgentes a la altura de Buenavista, Buenavista, Buenavista cuando unos conitos convirtieron el carril de alta en el de en media para de inmediato convertirse en el de baja. Mielda, volteo para atrás y un coche ya me estaba bloqueando. Estaba atrapado sin salida en un alcoholímetro. Soy un asno, no revisé la cuenta de twitter del @AA_DF para conocer la locación de los puntos de revisión esa noche. “Kelly pásame en chinga un cigarro, unos chicles y una moneda para lamerla”. Ewwwwww. Se acerca el polecía y me pregunta “Ha tomado usted?” y yo “Un par de tequilas hace horas comandante”. Pensé que por decirle comandante me iba a dejar ir. Es error fatal es decir que sí tomaste, mi recomendación es que pase lo que pase, aunque estés ahogado nivel José José y apenas puedas balbucear, siempre responder “Nunca he tomado una sola gota de alcohol en toda mi vida, soy testigo de Jehová oficial”.
Sóplele joven (sin albur), no puede pasarse de .40. Corte A: Saqué .90. Lo vamos a tener que remitir. El coche se lo puede llevar su acompañante siempre y cuando pase la prueba. Ni de pedo la intentamos, Kelly había tomado lo mismo que yo, no lo iba a pasar. Eran como las 2:30am en ese momento y Kelly tenía que tomar un camión a las 7:00am. El coche se lo llevaron al corralón, Kelly tenía $200 pesos, conseguimos un taxi seguro y adiós. Papeleo, me piden la licencia, me indican que mi coche se lo llevaría una grúa a un corralón y me trepan a una patrulla. Pasó como media hora y no nos movimos. Finalmente treparon a otro incauto. Nos informaron que seríamos trasladados directamente al famoso Torito.
Como 5 minutos después se acerca un coche a la patrulla y ésta se orilla. Pensé que eran los amigos de mi compañero de patrulla a intentar sobornarlos para que lo dejaran libre. Era un famoso “coyote”. Se acercó por la ventanilla de mi acompañante y le ofreció sacarle el clásico amparo por la módica cantidad de $3000 nuevos pesos. El dude este no lo pensó. Yo no veía nada, estaba obscuro y el coyote estaba parado del otro lado de la patrulla. Me preguntó si yo quería también un amparo. De inicio pensé, no mames, $3000 pesos me los ahorro y me paso el viernes en el torito. Le pregunté al policía que con .90 cuanto tiempo me iban a dar. Me respondió que 36 horas a partir de que llegáramos al torito. Eso significaba que iba a salir libre aproximadamente a las 6 de la tarde del sábado. No sabía exactamente qué era un amparo pero lo que tenía claro es que necesitaba un paro. Luego pensé, ¿si el niño verde tuvo amparo porque yo no? Entré en pánico, no tenía idea de cómo iba a pagar pero dije que sí. Lo único que me pidió el coyote fue mi nombre completo y mi teléfono. La patrulla se arrancó de inmediato.
La mala noticia era que me quedaba 10% en la batería del celular, la peor era que no tenía la menor idea de a quién hablarle para pedirle prestados $3000 volovanes. En eso me entra una llamada, era una señorita me dice “Hablo de parte del Licenciado Ramírez. El abogado ya está tramitando su amparo, quedará libre aproximadamente a las 8:00am”. Pensé en advertirle a la secretaria que no tenía para pagar, pero que podíamos ir a mi casa por algún objeto de valor en lo que conseguía el dinero. Me arrepentí, que tal que suspendían mi amparo y me dejaban en el bote las 36 horas.
Llegamos al Torito. Dato cultural, le llaman así porque está en los terrenos donde antiguamente se encontraba un rastro. Horas de trámite para ingresar. Me quitaron todo, mis $40 pesos, mi celular con 2% de pila y hasta las agujetas de los tenis. Pasé a la zona de las “celdas”, encontré una litera altísima y apestosa. Eran como las 5 de la mañana, no pude dormir nada, se oye un desmadre todo el tiempo entre borrachos que llegan y viejas llorando que los acompañan.
Como a las 6:30am escucho que un guardia empieza a nombrar como a 10 personas incluido yo. Nos informan que nuestro amparo está listo y que nos van a liberar. Salí a la zona donde te devuelven tus pertenencias. De inmediato comienzas a escuchar como a 20 coyotes gritando diferentes nombres. Claramente escuche mi nombre “Jeremías Santacruz!!!! Jeremías Santacruz!!!” Salchichas ¿qué hago? Ocurriría that awkward moment en donde le informaría a los coyotes que no contaba con los $3,000 pesos. Por un instante pensé en regresarme a mi litera a dormir. Me dieron mi teléfono ya sin pila, mis cuarenta pesos y mis agujetas. Me las acomodé lentamente en lo que pensaba que hacer.
Uno de los guardias se percató que estaba haciendo las cosas muy lentamente. Me pregunto si tenía familiares o amigos con los coyotes. Le respondí que no, me dijo “ahhhh ok, mira entonces tu salte así como si nada, si te preguntan, tú di que te liberamos porque ya cumpliste tus horas”. Yo dije ¡cámara! Dicho y hecho, salgo y veo al coyote que gritaba mi nombre “Jeremías!! Jeremías Santacruz”, le preguntó a otro que también iba saliendo “Eres tú Jeremías Santacruz???” Evidentemente no tenían idea que yo era yo. No era siquiera el mismo coyote al que le di mi nombre horas antes en la patrulla. Al parecer es toda una red de personas, unos deben de dedicarse a conseguir incautos en el alcoholímetro, otros en las delegaciones, luego está la secretaria que te marca y finalmente el que asiste a cobrarte en el torito.
Salí volteando para otro lado, chiflando disimuladamente, el tipo se me acercó y me dijo “Tú eres Jeremías Santacruz?? Tenemos tu amparo” Es muy raro que alguien te diga en tu cara tu nombre y le digas que no eres tú. Le respondí “No”. Me vuelve a decir “Entonces eres Javier no se qué”. O sea, no sólo me buscaban a mí, también el tal Javier se les estaba pelando. Le respondí “Yo soy Hugo Salcedo y no sé de que amparo me hablan, estoy saliendo porque ya cumplí mis horas”. No sé a la fecha por qué dije “Hugo Salcedo”, me sonó en ese momento ese nombre, creo que es un comentarista deportivo.
Por un momento me los quité de encima, siguieron preguntando por Jeremías Santacruz a varios de los otros que salieron, pero ellos ya estaban con sus respectivos coyotes. Saliendo a la calle, me dieron ganas de echarme a correr, pero iba a ser muy obvio. De milagro pasó un taxi y lo paré. Los coyotes ya habían hecho las cuentas y estaban convencidos que yo era yo. Me subí al taxi y le dije vámonos, los coyotes corrieron a alcanzarnos y se agarraron de la ventana. Gritaban “Tu eres Jeremías!!!!! No te hagas!!! Bájate!!!!” le dije al taxista “Arráncate yo no los conozco”. Logramos escapar, no tenía idea donde estaba, le dije al taxista que sólo traía $40 pesos y que me dejara en el metro más cercano. En dos minutos me bajó, resulta que el torito esta a unas cuadras del metro Tacuba.
Llegué a mi casa muerto a dormir. Para cuando me levanté como a las 2:00 de la tarde mi teléfono ya estaba cargado. Tenía 25 mensajes de voz y SMS de los coyotes. Me decían que el amparo no era una broma, que iban a ir por mí para regresarme de nuevo al torito, que no sabía con quién me metía, y así puro bla bla bla. Lo único que tenían era mi nombre pero no sabían mi dirección. Si la tuvieran ya me hubieran ido a tocar. Tenía dos opciones, conseguir los $3,000 pesos y pagarles o hacerme guey. Decidí la segunda.
Tal vez sea mal karma de mi parte no pagar por un servicio que contraté y en el futuro se me regrese. Pero estos coyotes son unos oportunistas, chupa sangre, vividores de la desgracia ajena y se aprovechan de un hueco en las leyes para lucrar con los amparos. Está muy bien que el alcoholímetro se aplique como una política para prevenir que gente borracha no esté manejando pero es exageradísimo que por tomar dos tequilas te manden 36 horas a la cárcel. Sobre todo en un país donde asesinatos y secuestros son el pan de cada día y el gobierno jamás logra atrapar a los culpables. Si chocas, atropellas y lesionas a alguien manejando con alcohol encima sin duda debes ir a la cárcel. Pero ¡ir a la cárcel por manejar tranquilamente? Han bajado los accidentes desde que se instauró el alcoholímetro y eso es bueno, es un tema complicado. Chela Lora estuvo sólo 6 meses en la cárcel por matar a alguien. El problema es que no todos somos hijos de Alex Lora. Qué bueno, qué horror!!!!
Por: @hombregratis