Al ver tres hombres encapuchados con pistolas corriendo hacia él durante un viaje de pesca, en Monterrey, Shane Andersen supo exactamente qué estaba pasando. “Estaba a punto de ser secuestrado”, dice.

Cuando recuerda ese día, Andersen admite “éramos blancos fáciles”. Había aceptado la oferta de un compañero de trabajo de ir a pescar a un rancho familiar cerca de Monterrey. El área es un lugar recreativo para locales adinerados.

Antes de que pudiera reaccionar fue lanzado a una camioneta pick up y encañonado con pistola por tres chavitos. Una persona les exigió que entregaran sus celulares y le apuntaron con una AR15. Los secuestradores pedían aproximadamente 260,000 pesos por su rescate.

Antes de mudarse,  Andersen, practicó formas en las que estar preparado si algo pasara. Cuando lo impensable pasó, un año y medio después de que se mudó a Monterrey, puso en práctica lo que preparó.

“Tenía tanto miedo de ser secuestrado que pensé en todo lo que haría si fuera secuestrado”, dijo. “Tengo una maestría en Geografía y llevaba el registro de dónde estábamos, usando el sol. Regresamos al lugar de donde eran. Había pequeños grupos de vecinos. Era un área agricultora llena de personas iguales a las que me había secuestrado“.

De hecho los lugareños parecían acostumbrados a ver victimas de secuestro.

“La gente me vio, supo lo que estaba pasando y no dijo nada. Y los hombres del cártel tampoco escondían su identidad. Nos mostraban como un trofeo, como un venado (cazado)”, dijo Andersen.

México fue enlistado como el país con más reportes de secuestros por rescate en 2013, tuvo más secuestros que Afganistán, Colombia o Iraq.

El compañero de trabajo de Andersen se encontraba también en la pick up roja, acostado. Uno de sus secuestradores le dijo en español: “Te prometo que si nos das el dinero no te mataremos“ y le pasó un teléfono para que se comunicara con su jefe mientras le apuntaba con un arma en la cabeza. Andersen y su compañero llegaron a un acuerdo por separado para darles su caro automóvil a cambio de su liberación. Fue en la misión para recuperar el auto donde el compañero de Andersen se escapó de los secuestradores.

“Tu amigo te acaba de costar la vida“, le dijo uno de los secuestradores. Después los captores debatieron si matarlo o pedir un rescate.

A la mitad de sus 36 horas de cautiverio, Andersen conoció a un joven.

“Comencé a confiar en él. Hablamos de Xbox y videojuegos, le pregunté sobre deportes y futbol“.

Andersen está convencido de que las peticiones de Alberto lo mantuvieron con vida mientras las negociaciones de rescate estaban en curso. El jefe de Andersen dio un pequeño rescate de 80,000 pesos en un lugar alejado de la ciudad, pero los secuestradores querían más. Andersen ofreció el anillo de bodas de su esposa, valuado en más de 70,000 pesos.

Los secuestradores acordaron que el anillo fuese entregado en un lugar neutral y lo liberaron a la mitad de la nada para que pudiera regresar a casa. Dos meses después recibió una llamada de la unidad antisecuestros de México alertándolo sobre una historia que podría interesarle.

“Una mujer de 25 años de edad había sido secuestrado a plena luz del día, mientras caminaba junto a su esposo. Estuvo secuestrada varios días antes de que las autoridades mexicanas la liberaran. Mataron a los cuatro secuestradores y rescataron a la mujer”, “

Los investigadores le dijeron que tres de los cuatro muertos estuvieron involucrados en su secuestro“.

“Fueron asesinados en la misma tierra polvosa en la que me mantuvieron cautivo”, dijo a CNN.

Vía: CNN

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