Antes de que empiecen los pleitos por los terrenos de la abuela o llegue algún imprudente a querer hablar del presidente, les tenemos una propuesta para que se luzcan en la cena de Navidad con un tema verdaderamente interesante: platiquen del espectacular telescopio de la NASA que despegará este próximo 25 de diciembre.
Se llama Telescopio James Webb y su misión es —nada más— observar el origen del universo.
Como queremos que tengan conversaciones divertidas en estas fechas festivas o que puedan apantallar con la curiosidad espacial en la primera chela, acá les preparamos 5 puntos para platicar del telescopio James Webb y lo importante que es este proyecto de la NASA.
Se juegan todo
El Telescopio James Webb es un proyecto gigantesco que tiene muchísimas responsabilidades. No puede fallar nada.
Es un proyecto de la NASA que lleva 30 años de construcción y se ha elevado en 10 veces su costo inicial. En estas décadas de trabajo se ha retrasado en numerosas ocasiones: le han quitado presupuesto, lo cancelaron un tiempo, hubo fallas en las pruebas, actualizaciones en las piezas, casi se lo roban y por supuesto, la pandemia.
Por fin despegará este 25 de diciembre y no puede salir nada mal. Su destino final es un lugar recóndito y helado a más de un millón y medio de kilómetros de distancia de la Tierra —cuatro veces lo que nos queda la Luna— así que nadie podrá hacerle reparaciones.
La misión es ridícula
El Telescopio James Webb es la apuesta científica más grande de los últimos años pues tiene la capacidad de ver en luz infrarroja.
¿Y eso qué hace? Pues la NASA explica que podrá captar las ondas de los primeros objetos luminosos en la historia del espacio. Que literalmente observarán y captarán los rastros de 13.5 billones de años: mundos distantes, agujeros negros y por supuesto, las sacudidas del Big Bang.
Además tiene la tarea de observar una serie de planetas marcados por la NASA como lugares habitables, con climas templados o con la posibilidad de tener agua.
Es Gi-gan-te
Para que se den una idea, el Telescopio James Webb es tan grande que despegará doblado… y de ahí van a tener una aventura de ingeniaría.
El espejo —o la superficie reflejante— del Telescopio tiene más de 6 metros de largo, es tres veces más grande que el Hubble y está compuesto por 18 paneles hexagonales. Cuando despegue y llegue a su destino, comenzará a armarse por su cuenta: cada uno de los paneles tomará su lugar y formarán una sola superficie.
Pero no crean que por grande olvidaron los detalles. Está cubierto por una capa de oro y las piezas tienen que alinearse tan perfecto que prácticamente su margen de error es 10 veces menor a un cabello humano.
Ver el pasado y pensar en el futuro
Además de observar el pasado, el Telescopio James Webb llega en un momento crítico para la astronomía. Resulta que, con tanto satélite y tanta basura espacial, ya no podemos observar las galaxias desde adentro de la Tierra y tenemos que salir.
Sin embargo, este proyecto ha tenido tantos tropezones que, si falla, corre el riesgo de limitar las posibilidades futuras de la NASA y la exploración. Como decíamos: se están jugando todo.
“Somos una excelente especie cuando nos dedicamos”, decía Michael Turner, un cosmólogo especializado en una entrevista para Space. “Cuando nos juntamos, elegimos una buena misión y trabajamos juntos, podemos hacer cosas maravillosas y necesitamos el Telescopio para que nos lo recuerde”.
Vamos a poder ver el despegue del telescopio
Y esa es la mejor parte, vamos a poder ver el despegue en vivo, en la mañana de Navidad.
Se espera que despegue en una pequeña ventana de 20 minutos que comienza a las 6:20 del próximo sábado, 25 de diciembre. Lo transmitirá la NASA en vivo. Si las condiciones climatológicas no se consiguen… ustedes tranquilos, que lo estarán intentando diario hasta que termine el año.
