Durante la semana pasada, representantes del Consejo de Seguridad de la ONU (EE.UU, el Reino Unido, Francia, Rusia y China), en Ginebra, han firmado un histórico acuerdo con una de las naciones más peligrosas y castigadas por lo que su capacidad nuclear implica: Irán. Aquí te explicamos de qué va este acuerdo.
El programa nuclear de Irán inició en 1950, la monarquía en el poder era una partidaria férrea de Estados Unidos, sin embargo, luego de la revolución de 1979, se erigió una república islámica. Desde ese momento, los gobiernos iraníes han insistido en que su programa nuclear es completamente pacífico, sin embargo, Israel y Estados Unidos siempre lo han dudado. Bush incluyó a Irán en el eje del mal y por mucho que ese movimiento fuera una inconveniencia geopolítica, no es un secreto que Irán tiene una política muy confrontante y violenta a la hora de defender sus estatutos.
Así, el mundo miraba con sospecha el avance del programa nuclear de Irán, con sospecha hipócrita además, pues muchos de los países que más se oponen al régimen iraní, y otros que no, ya tienen armas nucleares en sus reservas, están Irak, India e Israel por ejemplo, que no han firmado el tratado de no Proliferación de Armas nucleares, a diferencia de Irán.
El caso es que Irán insiste en su inocencia, pero muchos inspectores y expertos afirman que Irán está preparándose para construir armas nucleares, así que, el hecho de que las potencias quieran obligar a Irán a reducir su programa, no tiene tanto que ver con disminuir el armamento en el mundo, si no más bien, con el control que occidente quiere tener en la zona del Medio Oriente.
Nunca antes se había podido llegar a negociaciones tan estables como ésta con una de las naciones más cerradas del planeta, sin embargo, muchos opinan que el acuerdo firmado en Ginebra no es suficiente.
Aquí te decimos a qué se compromete Irán y qué recibe a cambio (puedes hacer click en la imagen para agrandarla… sin albur).
El documento ginebrino le permite conservar a Irán la mitad de sus 200kg de uranio enriquecido al 20% (una base todavía insuficiente par una bomba nuclear pues se necesita enriquecer hasta 90% para tales fines). Lo restante deberá ser rebajado a 5% (la medida requerida para usar el uranio como combustible) y no podrá enriquecer más uranio sobre ese límite por seis meses, aunque, después de ese tiempo, como cualquier nación que firmó el Tratado de no proliferación nuclear, sí podrá hacerlo.
Irán se ofrece además a satisfacer las demandas de información del Organismo Internacional de Energía Atómica y a permitir el acceso de sus inspectores a todas las instalaciones nucleares, al tiempo que no podrá instalar ni fabricar más centrifugadoras, tecnología muy difícil de usar pero muy discreta y que permite enriquecer el uranio, otra vez, necesario para armas nucleares.
Es decir, el documento actual no brinda seguridad de que Irán no construya una bomba nuclear en el futuro, sin embargo, sí se desbloquean parcialmente fondos retenidos en bancos internacionales, además se suspenden sanciones estadounidenses y comunitarias en los sectores petroquímico, automovilístico y de aviación civil.
Las críticas al tratado han llovido de las cámaras norteamericanas, de distintos abogados en Europa y de analistas políticos. Se dice que lo único que hace el tratado es darle permiso a Irán para enriquecerse de uranio. El mismo primer Ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, ha dicho que el tratado es un “error histórico“, que el mundo se ha vuelto un lugar más peligroso y reiteró que tomará acciones militares contra Irán si es necesario, toda vez que Israel tiene “el derecho y el deber de defenderse a sí mismo“.
Ante las críticas de los analistas internacionales, el secretario de estado de Estados Unidos, John Kerry, salió a defender el acuerdo coyuntural, negando el (evidente) parecido con el fallido acuerdo con Corea del Norte y afirmó que el acuerdo uniría a Israel y a los aliados del Golfo Pérsico con Estados Unidos y no al revés. Este sábado, Obama también declaró que el mundo tiene el derecho de explorar esta opción.
El escritor Ari Shavit, es muy negativo al respecto, al grado de afirmar que “Lo que no debía ser es casi una realidad. La bomba iraní está casi aquí“. Pues a estas alturas Irán podría seguir manteniendo su programa nuclear y enriqueciéndose de uranio si las negociaciones no avanzan.
Lo que sí es cierto es que, cualquier acercamiento diplomático en que Irán se quiera ver involucrado, es ya un paso enorme, por lo tanto, lo es todavía más el hecho de que haya firmado un acuerdo y se haya expuesto a afirmar que se apegaría a los tratados internacionales. Incluso en un oscuro escenario esto es una buena noticia.
EE.UU ha gastado miles de millones de dólares en armas e inteligencia para protegerse a ellos y a sus aliados contra un ataque iraní. Desde la planeación del escudo antimisiles que se desplegaría para defender a Europa, hasta los destroyers que ya patrullan el Mediterráneo.
La crisis nuclear de la era actual (que incluye la posesión de armamento nuclear de cualquier país), sigue siendo un sinsentido social y ético.