A lo largo de los últimos 12 meses, Banco de México ha incrementado en 250 puntos base (2.5%) la tasa de interés en México, pasando de un nivel de 3.25% hasta 5.75%, lo que constituye una fuerte contracción monetaria en el país (cuando las tasas de interés bajan se considera como una expansión monetaria, cuando éstas suben una contracción).
Antes de avanzar en el tema, vale la pena explicar un poco sobre qué son las tasas de interés. La tasa de interés para efectos prácticos es el valor del dinero: entre más alta sea la tasa, el costo de oportunidad (el valor de la mejor alternativa posible a la que se renuncia para llevar a cabo una decisión económica) del dinero es más elevado; entre más baja, su costo de oportunidad es más bajo.
Usemos el ejemplo de la semana pasada en esta columna, con el mismo par de sujetos. Una tasa de interés más alta hará que Bruce Wayne (Batman) decida mantener su fortuna en el banco (que le paga más por ella, ya que el costo de oportunidad es más elevado y requeriría retornos mucho más altos para querer sacarlo del banco) que invertir en nuevos negocios; mientras tanto, Peter Parker (Spiderman) enfrenta una deuda más alta con el costo de su tarjeta crédito (ya que el dinero ahora es más caro) y por esa razón puede consumir menos.
La tasa de interés es una de las variables principales en la conducción de la política monetaria en una economía, su impacto sobre la economía se produce al modificar las decisiones de consumo e inversión entre las empresas y las personas y, de esta forma, tiene impacto sobre el crecimiento económico de los países, sobre la inflación y sobre el desempleo. Las razones por las que las tasas de interés suelen elevarse son el temor de una inflación creciente, desequilibrios externos en la economía (déficits de cuenta corriente y salidas de capitales ), por lo que una tasa de interés busca atraer flujos de capitales o detener su salida (han salido, por ejemplo, más de $21 mil millones de dólares en el año).
México en la actualidad tiene ambos problemas: la inflación está a la alza por causa del incremento en el costo de los energéticos (energía eléctrica y gasolina) y, además, existe el temor de mayor inflación debido a la fuerte depreciación del peso (54% en lo que va del año); asimismo, México tiene un déficit de cuenta corriente creciente (3.2% del PIB).
La incertidumbre que existe sobre la economía mexicana se ha visto aumentada por el alza de tasas de interés por la Reserva Federal en Estados Unidos que, a su vez, tiene razones distintas por las que se encuentra subiendo tasas de interés (terminando con la trampa de liquidez en la que se ha encontrado durante los últimos 8 años, algo casi tan difícil como escapar del pozo del Sarlacc en Star Wars, pero elaboraremos sobre esto en otra ocasión).
México, por sus circunstancias, no tenía muchas alternativas a subir sus tasas de interés; sin embargo, el hacerlo tendrá un costo sobre el crecimiento de la economía. Es predecible que el efecto del alza repercuta en menor consumo y menor inversión privada y que, por tanto, la economía mexicana crezca menos durante el próximo año. A su vez, la posibilidad de que el alza de la gasolina en enero produzca un repunte mayor en la inflación es alta, algunos economistas incluso calculan que supere el 4% durante 2017, por lo que Banxico podría continuar elevando tasas y, por ende, sus efectos sobre la economía.
Las personas con deudas en sus tarjetas, o que están en búsqueda de una hipoteca u otra forma de crédito, son como Spiderman en nuestro ejemplo. El peso de la deuda limita su capacidad de consumo, de hecho, el crédito implica intercambiar mayor consumo en el presente por menor consumo en el futuro. Si pudiéramos viajar en el tiempo, y observar el consumo futuro de nuestro sujeto, veríamos que la tasa de interés lo que hace es regular su conducta, el mayor costo de oportunidad del dinero hace que ahorrar sea más atractivo y consumir más costoso.
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Diego Castañeda es economista por la University of London.
Twitter: @diegocastaneda
