Tampico se ha transformado en “Ciudad Gótica”: la gente huyó, la economía colapsó y el control lo tiene el crimen organizado” ese el panorama de la ciudad tamaulipeca que nos da el periódico británico The Guardian.
El periodista Kurt Hollander describe el estado actual de Tampico, Tamaulipas en un reportaje publicado ayer.
“Años de guerra entre grupos delictivos, han convertido este destino de ‘spring-breaker’ en una pesadilla estilo Ciudad Gótica. Ahora, algunos de residentes están tomando las calles en un desesperado llamado a la paz”.
La última oferta de paz fue el pasado 14 de mayo cuando Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación anunció una estrategia de seguridad para el estado (como un invento del Dr.Chunga) prometió que los resultados ser verán en los próximos seis meses.
Van 20 días de la promesa y la ciudad de Tampico sigue paralizada. Los comercios cierran más temprano, las calles lucen solitarias y el servicio de transporte público es irregular. Pese a esto, Egidio Torre Cantú, gobernador de la entidad, piensa que Tampico es Disneylandia, “que las cosas son fabulosas y que todo el mundo debería pasar sus vacaciones ahí”.
Otra cosa, es el teatro político y mediático que siempre hay en torno a “atrapamos al XXX-007 importante líder de la banda de los Chachitos”, con estos actos se trata de mostrar que el gobierno es poderoso aunque no sea así.
Tamaulipas está en medio de una guerra que no parece tener fin con historias de bloqueos y balaceras, de ejecuciones, de cuerpos en las calles y ahora un camino de pueblos fantasmas. El miedo sacó a la gente de las ciudades: cerraron hoteles, comercios, bares y restaurantes, y las calles se vacían al atardecer. Prevalece una “mentalidad de guerra”, por lo que antes de salir de sus casas los tampiqueños se pegan a sus celulares para enterarse de las “zonas de riesgo” y otras alertas que circulan en las redes sociales.
En Tampico, la gente huyó de la ciudad a raíz de la ola de secuestros en 2010, como resultado de la violencia pero no pueden vender sus casas y negocios (nadie los compra), por lo que más edificios, se encuentran abandonados”.A través de sus ventanas rotas y sobre sus techos crecen árboles.
Los cárteles dominan todas las actividades de la ciudad: prostitución, antros, tráfico de armas, piratería, extorsión, periódicos. Los criminales sustraen a los banqueros información sobre sus clientes y se adueñan de propiedades ajenas después de obligar los notarios a firmar bajo amenaza de pistola.
“Cuando los más adinerados empezaron a huir de la ciudad, los cárteles concentraron los secuestros sobre los profesionistas, lo que provocó que también la clase media se fuera”.
De acuerdo con el autor, que el gobierno federal de mande al Ejército, significa “llevar más armas en la ciudad”, lo cual no termina con la violencia sino que la exacerba. Sin embargo en esta visión desoladora de Tamaulipas, la esperanza es la acción cívica, como la que emprendieron 500 tampiqueños vestidos de blanco el pasado domingo ante la llegada del presidente Enrique Peña Nieto.
“Miles de personas vestidas de blanco, portando globos blancos y agitando pañuelos, han ‘desfilado’ en varias ocasiones por las principales calles de Tampico, Tamaulipas, en las semanas recientes. Su motivo no era participar en algún carnaval local, evento artístico u otra celebración alegre. Han salido a la calle en una llamada desesperada de ayuda.”
Esos miles de ciudadanos vestidos de blanco que atreven a salir a las calles todavía creen que su ciudad debe tener un día para resucitar de entre las cenizas.
Los vacíos de poder que existen en la entidad permiten que las redes criminales puedan operar, no se trata simplemente de que bajen los índices de crímenes violentos, sino de dar un golpe fuerte al sistema de delitos económicos que estos grupos mantienen, y que son, el principal motivo por el que cometen atrocidades. La única manera en la que el crimen organizado cometea menos delitos, es que existan unidades de investigación patrimonial que aporten material potencialmente probatorio a las autoridades fiscales.
Ese sería nuestro verdadero Batman.
