¡Pura originalidad! Ya que vio que la gente andaba como loca buscando latitas de Coca-Cola con su nombre, un sacerdote de Saltillo, Coahuila decidió tomar la popularidad de la campaña refresquera para transportarla al ámbito religioso y ofrecer a todos los consumidores de agua bendita, la oportunidad de personalizar sus dotaciones.
El jocosón padrecito ya es bastante popular en la zona… no por esta iniciativa, sino por sus singulares sotanas bordadas con figuras de Batman y Superman -las cuales él mismo diseña- y por tener la original costumbre de rociar agua bendita con una pistola de agua: “Con este juguete buscamos romper el protocolo de la misa; hacer una expresión en la que nosotros mismos, nos ponemos en contacto con los niños. Con esta forma de transmitir la palabra de Dios, vemos la respuesta de la niñez, del futuro de la Iglesia”.
Pero bueno, regresando a las botellas con nombre, Humberto Álvarez –nombre del llamado Súper Padre- señala que todos los fondos que consiga con su nueva “campaña” servirán para la construcción de una capilla dedicada a San Juan Diego; los envases tienen la frase “Hoy hago una oración por…” y a continuación el nombre por el que se desea enviar las respectivas plegarias.
“Es una buena causa y ahora que está de moda la personalización de los envases de refrescos, lanzaremos 5 mil envases de agua bendita con nombres de personas”. Además las botellas personalizadas tienen como extra que serán rellenadas con “el manantial que brota del lugar, conocido como El Ojo de Agua y donde se fundó la ciudad de Saltillo”… más su respectiva bendición.
Aunque antes se le criticaba por su onda locochona, ahora Álvarez es aceptado por los representantes de la iglesia, incluso se le aplaude que debido a su forma original de dar misa, la gente acude más al templo de Ojo de Agua, en Saltillo: “No sé por qué antes, cuando oficiaba misa en una iglesia de San Buenaventura, no llamó tanto la atención en la sociedad como aquí”, dijo María Eugenia, directora de Comunicación de la diócesis de Saltillo.