Vamos por partes.
Actualmente, Taiwán, en China, está pasando por serios problemas de abastecimiento energético. El verano pasado, en la época de calor, al menos media isla se quedó sin luz durante 5 horas. Esto ya se veía venir por las autoridades ya que la compañía nacional de electricidad Taipower ya había avisado que la demanda de energía estaba llevando su red al límite. El apagón provocó muchas alarmas y la renuncia del ministro de economía, pero de acuerdo con El País, nada ha cambiado desde entonces.
Además del conflicto energético, también tiene una de las tasas de natalidad más baja del mundo.
Tengamos en cuenta que la familia es un eje primordial para los taiwaneses aunque la tasa de natalidad fue de 8.3 por cada mil habitantes en 2017. Una de las principales causas es la desigualdad que aún existe entre los hombres y las mujeres. A pesar de que la ley señala que las mujeres tienen derecho a la baja por maternidad y regresar al trabajo después, muchas empresas no la cumplen y sólo el 55% de ellas regresa.
Hay que agregarle que las guarderías públicas son escasas y los salarios muy bajos, cosa que se pone peor conforme avanzan los años: las mujeres de más de 40 años sobran alrededor de 23% menos que los hombres.
Ahora ya conocemos dos de los principales problemas de la isla…
El pasado 2 de mayo durante una sesión de interpelaciones parlamentarias con Lee Ying-yuan, responsable de la Agencia de Protección del Medio Ambiente, a una congresista se le ocurrió algo un poco extremo para solucionar los dos problemas anteriormente mencionados.
“Lo mejor sería limitar el uso de la electricidad a partir de las 10 de la noche. Por un lado resolveríamos el problema de la energía y por otro el problema de la baja natalidad” sugirió la congresista Lin Ching-yi.
Y aunque varios de sus compañeros reaccionaron con risas a su propuesta, ella sí hablaba enserio. El País refiere que antes de llegar a la política, Lin se desempeñaba como ginecóloga y obstetra de profesión. Es por ello que en algún momento afirmó que cambiar el estilo de vida taiwanés ayudaría a la salud de los ciudadanos ya que si se limita el consumo de electricidad “tendrían que irse del trabajo antes“. Lo anterior implicaría que al llegar a casa no podrían encender la televisión “donde ponen siempre las mismas películas, emitidas una y otra vez y es un gasto inútil”.
Obviamente ante tan peculiar propuesta las reacciones no se hicieron esperar. Algunos coincidieron con ella en que la medida podría ahorrar energía eléctrica a la isla e influenciar en la tasa de natalidad, pero otros cuantos argumentaron que en realidad no se están atacando los problemas de fondo, como sería la implementación de la cultura de ahorro energético o la igualdad laboral entre hombres y mujeres.