Aunque de todo lo que le podría pasar, dejar de ser miembro del PRI seguro es lo que le viene más guango, Javier Duarte recibió ayer por la tarde su primera dosis de realidad.
De ser uno de los flamantes gobernadores que encabezaría la nueva etapa del tricolor en el poder (eso que llamaban “El nuevo PRI”), ahora Javier Duarte será recordado por ser… bueno, todavía un estandarte del nuevo PRI: ese “quesque” arrasa con la corrupción, no importando que esté entre sus miembros de más alto nivel.
O algo así es lo que nos quieren dar a entender los del Revolución Institucional, quienes ayer decidieron retirar sus derechos como militante del partido a Javier Duarte y seis de sus colaboradores, quienes debido a sus antecedentes, condiciones jurídicas, así como denuncias por parte de correligionarios ya no podrán tener acceso a las sesiones de los Magios… a menos que dentro de los próximos 15 días presenten poderosos argumentos que hagan que la Comisión Nacional de Justicia Partidaria del PRI se retracte de lo decidido ayer.
Con lo anterior, tanto Duarte como media docena de sus operadores (Juan Carlos Rodríguez García, Gabriel Deantes Ramos, José Antonio Chara Mansur Beltrán, Arturo Bermúdez Zurita, Israel Ramos Mange y Daniel Cordero Gálvez) iniciaron el proceso de lo que podría ser su expulsión del partido, último y máximo castigo al que podrían hacerse acreedores de la investigación que se realizará en su contra.
De acuerdo con los integrantes de la mentada Comisión de Justicia tricolor, el hecho de que la Procuraduría General de Justicia (PGR) ya tiene en la mira al “gober” jarocho por los delitos de peculado, enriquecimiento ilícito e incumplimiento del deber legal fue determinante para la suspensión temporal de sus derechos como militante del PRI… asunto que –según- ya tenían pensado hacer desde finales de junio… algo tarde, tomando en cuenta que, desde 2013, hay solicitudes de juicio político en contra del veracruzano (casa de nada: aproximadamente 350).
Esto que le hicieron al gobernador que ha demostrado que las preocupaciones funcionan mejor que un balón gástrico para eso de bajar peso podría pasarle a otros ejecutivos estatales… quizás a todos, pero para no verse tan exagerado nomás al de Chihuahua, César Duarte, y al de Quintana Roo, Roberto Borge.