Pocas cosas pueden ser más eficientes que una joven con una misión y con muchas ganas de lograr su cometido; así, esta semana vimos un ejemplo desde las frescas —qué envidia— tierras de Suecia, cuando la activista Elin Ersson logró detener la deportación de un migrante afgano cuando ya todos estaban arriba del avión.
La historia arranca en el aeropuerto de Gotemburgo cuando Ersson, de 21 años, se negó a sentarse en su lugar hasta que no bajaran al migrante afgano, de 52 años, del avión con destino a Turquía. Como buena millennial, se aventó un Facebook Live de la solitaria protesta en contra de la deportación y aguantó todos los gritos de los pasajeros desesperados.
“¿Qué es más importante, una vida o tu tiempo?”, le decía Ersson a un pasajero que llegó a reclamarle. “Quiero que lo bajen del avión porque él no está seguro en Afganistán. Estoy intentando cambiar las leyes de mi país. No es correcto enviar a las personas al infierno”.
El livestream agarró vuelo —ba dum tss— y ya superó los 3 millones de views.
Su protesta, fuera de la viralidad y el éxito en redes, llega en un importante momento para Suecia. En inicios de septiembre, tendrán elecciones generales y la agenda está enfocada en las propuestas de migración y eliminar las peticiones de asilo. Y sí, al igual que en el resto de Europa, la extrema derecha está agarrando fuerza.
Sweden’s far-right expected to dominate up-coming election https://t.co/Aj2QktgdQC
— Sam Alwyine-Mosely (@samuelmosely) 19 de julio de 2018
“Espero que las personas empiecen a cuestionar cómo su país trata a los refugiados”, le decía Ersson a The Guardian.
Eso sí, hay que recordar que la protesta no fue espontánea. Ersson compró el boleto para el vuelo cuando se enteró que ahí viajaba el migrante que sería deportado.
14 minutos del video después y múltiples gritonizas después, algunos pasajeros decidieron apoyarla en su protesta. De acuerdo a CNN, hubo pasajeros que empezaron a traducir la propuesta a Turco para que todos pudieran entender. Al final del video, con lágrimas en los ojos cuando ve que bajan las maletas del migrante deportado del avión, Ersson se despidió con un abrazo.
Peeeeeeero…
Por desgracia, teníamos que dejar las malas noticias al final: la policía de Suecia confirmó que el migrante de todas maneras será deportado, una vez que encuentren transporte.
Un vocero de las autoridades migratorias del país escandinavo le dijo a The Guardian que las protestas —como la de Ersson— solamente llevan a que “renten un avión privado y los manden de regreso a Afganistán”. O sea, la deportación siguió…
“I am trying to change my country’s rules, I don’t like them. It is not right to send people to hell.” https://t.co/yK4CCvvC3U
— VICE (@VICE) 25 de julio de 2018
“Así funcionan las deportaciones en Suecia (…) mi meta es que terminen”, concluía Ersson al enterarse del inminente resultado de su protesta.