Suazilandia, definitivamente no es la Disneylandia de Suiza, aunque sí es un lugar con mucha magia. El Reino de Suazilandia, es uno de los pocos lugares en el mundo que no ha sido absorbida por la modernidad, aún conservan tradiciones muy antiguas, como la vestimenta de tapa-rabos hechas de pieles y tela de caña, además de preservar la cultura tribal, en la que las etnias de los swazi, zulúes, tonga y shangaan, conviven pacíficamente.
Hace unos días en el marco de las festividades del 50 aniversario de la independencia de Reino Unido y de medio siglo de vida del único monarca absoluto de África, el rey Mswati III, con 15 esposas, decidió devolver al país el nombre que recibía antes la colonización británica.
El pequeño estado soberano entre Sudáfrica y Mozambique, ahora deberá de ser nombrado como “el Reino de eSwatini”.o “Kingdom of eSwatini” en inglés o bien “Umbuso weSwatini”, en dialecto suazi, que significa “la tierra de los suazis”. El anuncio no fue ninguna sorpresa, el Rey, se ha referido al nombre original de su nación en diferentes ocasiones, incluso dando un discurso ante la Asamblea General de la ONU y hasta enfrente de la Unión Africana.
Dirigiéndose a los asistentes de un estadio en la segunda ciudad de Manzini, a 40 km de la capital Mbabane, el rey expresó: “Me gustaría anunciar que a partir de hoy, nuestro país será conocido como el Reino de eSwatini”. Argumentó que el cambio se debía a que “Swazilandia”, causaba confusión. “Cada vez que vamos al extranjero, las personas piensan que somos de Suiza”, dijo el rey.
Pero no te vayas por las apariencias, su Majestad Mswati III, no tiene nada de nacionalista, al contrario, durante sus 32 años que lleva de monarquía absolutista, ha exprimido su fortuna personal que se calcula es de unos 200 millones de euros mientras el pueblo empobrecido sobrevive con menos de 1 dólar al día. Cada cumpleaños, lo festeja haciendo una fiesta nacional a cargo de las arcas públicas, en donde cada año recibe millonarios regalos de forma anónima.
Según ha anunciado en sus propias redes sociales, el rey tiene varios “donadores anónimos” que le han llegado a “obsequiar” desde un jet privado DC-9, valorado en 45 millones de euros, hasta 32 autos BMW de forma simultánea. Mswati, practica la poligamia, así que con estos “detallitos” le alcanzaría para repartir dos autos entre sus 15 esposas y quedarse con dos.
Según Frank LaRue, director del Centro Robert E. Kennedy de Derechos Humanos en Europa y relator especial de la ONU para la promoción y protector de los Derechos de Opinión y Expresión, entre 2008 y 2014, en Suazilandia “están prohibidas las críticas a la familia real, los grupos sindicales y de derechos humanos no pueden registrarse legalmente, los partidos políticos están prohibidos y los activistas en favor de la democracia están acusados de terroristas”.
Alerta de salud pública
La pobreza extrema en la que vive la mayoría del país, también se traduce en problema de salud pública, además de altos índices de mortalidad al nacer, la esperanza de vida no supera los 48 años, y por si fuera poco, los índices de contagio de VIH. se incrementan dramáticamente, siendo las principales víctimas, las mujeres de entre 18 y 24 años. Se estima que el 14% de las jóvenes de entre 18 y 19 años y el 31% de las que tienen entre 20 y 24 años, son portadoras del virus o han desarrollado SIDA.
Y es que con el abuso sexual que azota al país, las mujeres son sumamente vulnerables a ser infectadas. El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), advirtió que una de cada tres mujeres suazis es víctima de alguna violación antes de cumplir los 18 años.
Y es que tanto hombres nativos, como extranjeros, se aprovechan de los usos y costumbres de las mujeres suazilis, para abusar de ellas. En festividades tradicionales, las mujeres solteras del Reino, se reúnen para cantar y bailar con trajes típicos que conllevan a llevar los senos al descubierto, como una señal de fertilidad, usan un collar de cuentas, llamado ‘ligcedeshaen’, las caderas son cubiertas con una falda muy corta, llamada ‘indlamu’, simulada entre una pareo de color obscuro o una banda ancha de tela con flecos; en los pies, unas pulseras con semillas que marcan el ritmo de la danza.
Al monarca, se le han ocurrido un par de opciones para reducir las tazas de infecciones con el virus de inmunodeficiencia humana, ambas tan absurdas como ineficaces. La primera fue abdicada desde el 2005, consistía en el ‘umchwasho’, un rito tradicional que obligaba a las mujeres de 19 años a portar una borla de color rojo, la cual indicaba que la joven era casta y por lo tanto se les prohibía a los hombres cualquier contacto sexual con ellas.
La segunda, una ley vigente en la actualidad, la cual prohíbe que las mujeres lleven minifaldas y camisetas ajustadas, pues según el Rey, “incitan a las violaciones” y con ello el riesgo de contagio.
Organizaciones sin fines de lucro, como Médicos Sin Fronteras, tuvieron que intervenir para reducir la tasa de incidencia de contagio. En los últimos dos años, han logrado reducir la transmisión del VIH, mejorar la atención descentralizada para los pacientes con VIH, tuberculosis y tuberculosis resistente a los medicamentos (TB-DR).