¿“Vende patria”, “arrastrado”, “socio de la mafia del poder” o simplemente “el mejor negociador mexicano”?
En lugar de andar quebrando piñatas del próximo presidente de los Estados Unidos, el magnate nacional, Carlos Slim, les enseña a los legisladores del PRD cómo se hace política y, a pesar de las mentadas previstas en redes sociales, acudió a un encuentro con el nada agradable futuro mandatario de la nación más poderosa del mundo.
De acuerdo con The Washington Post, los dos empresarios se habrían echado una cena/baile el pasado sábado, en Palm Beach, Florida. Luego de la nada secreta reunión, el exótico republicano cayó rendido ante los encantos del mexicano, del que no tuvo más que aceptar que se trata de “un hombre maravilloso”.
Esta reunión se da luego que la encargada de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), Claudia Ruiz Massieu, admitiera que hasta el momento no se ha tenido ningún tipo de acercamiento con el equipo de transición del futuro mandatario estadounidense. Muy conchudamente, la reina del guacamole señaló que será hasta que Trump comience su mandato que se comenzará a trabajar para ver cómo serán los nuevos términos de la relación México-Estados Unidos… pues ya saben, porque el republicano como que no se ve que tenga un amor desmedido por los mexicanos.
Pero mientras la diplomacia mexicana se espera hasta dentro de un mes, el rotativo estadounidense señala que la reunión Slim-Trump es una de las acciones que está tomando el republicano y su equipo de asesores para reanimar las relaciones con México… bueno, no con todo México: nada más con sus principales hombres de negocios.
Recordemos que hasta hace poco la relación entre Donald Trump y Carlos Slim no había sido nada cordial: dado que el mexicano es el mayor accionista del diario The New York Times, en sus épocas de campaña por la presidencia, Trump acusó a Slim de montar toda una campaña mediática en su contra. En respuesta, a través de su vocero, el multimillonario nacional criticó las posturas proteccionistas del futuro inquilino de la Casa Blanca, previendo que éste destrozaría la economía estadounidense con una inflación brutal”.