La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) puso fin a las diferencias que tuvo con el relator de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Juan Méndez, en relación al tema tortura. No es que el Estado haya hecho algo al respecto, pero ya hay que discutir de otra cosa, porque parece que hablar de eso ya les aburrió.

Ahh, pero antes aseguró que nuestro país “tiene un compromiso ineludible con la protección y la promoción de los derechos humanos”, prueba de ello la “plena cooperación que tuvo durante la visita” de relator de la ONU. Él (el relator) es quien no se vio buena onda con su informe –así como con declaraciones realizadas- y por eso mediante un comunicado, la SRE aclaró algunos puntos en los que difiere con Méndez, quien aseguró que en México la tortura es generalizada.

Por ejemplo, señaló que algo que le falló al representante es adecuarse al Código de Conducta al que están sujetos los relatores, el cual los obliga a expresar sus opiniones -así como las respuestas proporcionadas por el Estado de que se trate-, con imparcialidad. “Catalogar la posición de la SRE como presión va contra el espíritu y la letra de este código”… no es mentira, pero va contra el código.

Otro punto de desacuerdo –quizás el principal-, es el asegurar que en nuestro país la tortura es generalizada, valorización que “no corresponde a la realidad”. Es más, para desmentir los dichos de Méndez, la SRE no tuvo que presentar estadísticas o mencionar casos de la vida real… sino acudir a su diccionario y señalar que el relator utiliza el término “generalizado” cuando habla de actos que no son “aislados”, lo cual es equivocado y va en contra de la acepción jurídica internacional.

La Secretaría calificó de incongruente la afirmación de Méndez, quien indicó que las torturas normalmente se realizan entre el momento que un sujeto es detenido y su disposición ante un juez… y más porque sabemos que se pueden hacer a cualquier hora el relator dio a conocer 14 casos de tortura -de los cuales el Estado proporcionó información correspondientes a 12 de ellos- un número que “reduce innegable y significativamente el universo de casos donde se alega esa práctica”.

En su texto, la SRE hace hincapié en la diferencia de lo que consta en el informe final de Méndez y lo que afirma de manera pública ante los medios; por ejemplo, la práctica de tortura hacia niños, la cual no se sostiene en el informe, donde sólo habla de malos tratos y pobre infraestructura… pero nada de tortura.

Por otra parte, la dependencia señaló que muchas de las visitas hechas por el relator a penitenciarias, centros de arraigo y de readaptación para menores, fueron sin previa cita… y así sin preparación pues cómo esperaba encontrar los changarros. Para la otra que avise y va a ver cómo no encuentra nada que indique violencia o tortura.

Pues habrá que esperar a ver qué responde el relator de la ONU, pero quizás ya no tenga réplica, porque –como dijimos al inicio- para el Estado el tema se da por terminado.

@plumasatomicas

*Vía La Jornada

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