San Miguel de Allende fue el lugar en donde Spencer Tunick llevó a cabo cuatro estudios que giran alrededor de la muerte y la partida: se titula Senderos de los Redimidos.

Spencer Tunick, fiel a su estilo, regresó a nuestro país para realizar cuatro sesiones que conmemoran el día de muertos y cuyos elementos visuales hacen referencia a esa festividad.

Cientos de mujeres cubiertas sólo con guirnaldas hechas de flor de cempasúchil, salieron a las principales calles de San Miguel de Allende para ser fotografiadas por el artista neoyorkino.

Tunick se ha vuelto un fotógrafo muy reconocido en el mundo; luego de intentar varias sesiones en Nueva York por las que fue arrestado, decidió llevar su trabajo a todo el mundo.

Los desnudos capturados por Tunick pertenecen a sesiones temáticas que buscan hacer reflexionar a su público acerca de problemas políticos y sociales a través del tamiz de la fotografía. Es difícil sin embargo, para algunos, poder ver más allá del morbo y los tabúes que el desnudo provoca.

Dentro de su propia página, se afirma que Tunick “monta escenas en las que la batalla de la naturaleza contra la cultura es representada en distintos parajes, desde un centro cívico hasta una tormenta de arena: los hombres y las mujeres regresan a un estado de existencia pre-indsutrial, pre-todo (preindustrial, pre-everything state of existence). Tunick ha viajado alrededor del globo para crear estas imágenes y videos de múltiples figuras desnudas en escenarios públicos. Organiza grupos de voluntarios reducidos o en donde participan decenas de miles, todos por cuenta propia; las imágenes subsecuentes trascienden las categorías ordinarias y mezclan la escultura y el performance en un nuevo género”.

La reflexión plástica de Tunick no podría llegar en momento más adecuado: la celebración de día de muertos en nuestro país tiene un aroma de desasosiego en el contexto actual. La muerte parece formar parte del ambiente en un país que ya no soporta las injusticias, el narco estado y la impunidad con que se arrebatan vidas de jóvenes, periodistas y desde luego, de mujeres.

Se le preguntó a Tunick explícitamente si su obra dialogaba con los eventos ocurridos en Ayotzinapa o a los feminicidios de Juárez, a lo que el artista respondió que era “bienvenida la interpretación de cada quién, pero sí tiene que ver con la muerte y la partida. Es una pieza muy sensible, entonces, está abierta a cualquier significado que uno quiera atribuirle. No obstante, gira en torno a la muerte y la paz”.

 

***Las fotografías son de Excélsior y EFE.

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