Por Diego Castañeda
Los reportes del primer trimestre en Estados Unidos indican que la economía creció a una tasa de 3.2 por ciento, la tasa más alta desde 2005 y han creado mucho interés en el mundo y en México donde muchos esperan que el crecimiento en USA jale a la economía mexicana. Sin embargo, hay razones para creer que ese crecimiento no es sostenible y los efectos sobre la economía mexicana no son tan rápidos como las personas en ocasiones imaginan.
Aunque el crecimiento es superior a lo esperado es producto de la acumulación de inventarios que en promedio aportó el 37 por ciento de la tasa registrada. Que sean los inventarios es una señal potencialmente negativa para la economía de Estados Unidos en el corto plazo. Mayores inventarios implican posiblemente que el consumo está desacelerándose, esto parece estar ocurriendo, el consumo creció a una tasa de 1.2 por ciento cuando antes era de 2.5 por ciento.
¿Qué quiere decirnos esto?
Que un menor consumo obligaría a las empresas a disminuir su producción para dar salida a sus inventarios, con menor producción es posible que el crecimiento económico disminuya, quizá en el segundo trimestre y en el tercer trimestre comencemos a ver esta desaceleración. Por esta razón no es lo más prudente pensar que la buena noticia del primer trimestre es tan buena o es sostenible. También por esta razón es importante tener cuidado cuando pensamos en el efecto que puede tener en el crecimiento económico en México.
Pasando al tema del crecimiento en México, es una idea muy arraigada entre las personas que cuando la economía de Estados Unidos crece, ésta en automático jala a la economía mexicana. Esto es cierto hasta cierto punto, pero cada vez menos cierto desde hace algunos años. Durante mucho tiempo se decía que existe un rezago o lag entre el crecimiento en Estados Unidos y sus efectos en México, esto quiere decir que usualmente se observaba que si la economía de Estados Unidos crecía mucho el primer semestre de un año, el segundo año se reflejaba en mayor crecimiento en México, o viceversa, si le iba mal el contagio se daba 6 meses después.
Esto es particularmente cierto para las regiones de México muy integradas con la economía de Estados Unidos, sobre todo con el sur de Estados Unidos. Las regiones manufactureras de México, el norte del país y el bajío. No obstante, lo que se observa con la acumulación de inventarios es que posiblemente la producción industrial en Estados Unidos disminuya en los próximos meses y con ello la demanda de bienes intermedios que importan de México. En esta lógica podríamos ver una desaceleración en el futuro si, como se espera, la producción industrial en Estados Unidos cae.
De esta forma, esperar mayor crecimiento en México no sólo no es un asunto que se refleje de forma automática, sino que es posible que por la naturaleza del tipo de expansión que está teniendo Estados Unidos no arrastre a la economía mexicana. El consumo en Estados Unidos, al igual que en México, es el principal motor de crecimiento económico, ahí es donde tendríamos que poner más atención. Por otro lado, aunque los datos de comercio exterior con Estados Unidos son favorables para nuestro país en el primer bimestre del año, si la acumulación de inventarios apunta a menor producción futura, entonces difícilmente será una tendencia que se sostenga en el tiempo.
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Diego Castañeda es economista por la University of London.
Twitter: @diegocastaneda