Ahora sí que, como dirían los antiguos, “sólo la puntita”… y cómo se ha quejado Estados Unidos.
De acuerdo con Alan Rusbridger, jefe de redacción del diario británico The Guardian, hasta ahora sólo se ha difundido el 1% de los aproximadamente 58 mil archivos que Edward Snowden recopiló, es decir, casi anda; esto fue dicho ante una comisión de la Cámara baja del Parlamento en Londres, la cual investiga el escándalo provocado por la recolección masiva de datos ciudadanos por parte del servicio secreto británico que colaboró con la NSA de Estados Unidos.
“La mayor parte de todo esto es incómodo porque ha salido a la luz pública, no porque amenace a la seguridad nacional (…) Creo que hay países, y no son generalmente democracias, donde la prensa no es libre de escribir sobre estas cosas y donde los servicios de seguridad dicen a los editores lo que escribir, y donde los políticos censuran a los diarios (…) Ese no es el país en el que vivimos, Gran Bretaña (…) y es una de las cosas que me gustan de este país, que tenemos libertad de escribir, e informar, y creer que tenemos privacidad”, presumió Rusbridger.
Sin embargo, comentó que no espera que The Guardian publique más de las informaciones proporcionadas por Snowden, lo cual no significa que el flujo de los informes de la NSA se vaya a detener: “incluso si los medios convencionales deciden abandonar los documentos de la NSA, Snowden podría tener un interminable archivo de clasificados que podría postear en Tumblr o algo parecido”.
Además de lo anterior, Rusbriger señaló que el diario en el que se desempeña como jefe de redacción comparte un archivo filtrado por Snowden con el rotativo estadounidense New York Times y el alemán Der Spiegel; pero además de dicho archivo, el ex consultor de la Agencia Nacional de Seguridad entregó también material al Washington Post, así como a dos ciudadanos de los Estados Unidos.
Y para confirmar la libertad de expresión que se vive en tierra británica, varios legisladores han solicitado se inicie un proceso judicial contra un alto funcionario del gobierno tras declaraciones de Rusbridger en las que acusó que se le fue solicitada la destrucción total de la información proporcionada por Snowden -actualmente asilado en Rusia- lo cual fue calificado como “intentos deliberados de intimidación”.