Faltan 13 días para que se venza el plazo para que las instituciones religiosas presenten sus declaraciones fiscales y sólo la mitad de las 8 mil 579 asociaciones han cumplido con el proceso.
Las iglesias no son consideradas como contribuyentes relevantes, ya que su giro no tiene fines de lucro (bueeeeno, eso dicen ellos), pero aun así están obligadas a rendir cuentas ante Hacienda.
El propósito de este ejercicio es detectar si estas organizaciones tienen alguna actividad que les resulte en ganancias (como la venta de rompope, estampitas y productos religiosos) y cobrarles los impuestos correspondientes, como a cualquier otra institución.
En caso de tener empleados, de acuerdo a la Ley de Asociaciones Religiosas y de Culto, las iglesias deben otorgarles seguridad social y retener su respectivo Impuesto Sobre la Renta.
Y claro, notificar al omnipresente ojo vigía que todo lo ve, o sea, al Servicio de Administración Tributaria (SAT).
Con la única excepción de los ministros de culto, quienes perciben una manutención inferior al pago de tres salarios mínimos.
El SAT podrá empezar a revisar sus declaraciones a partir del 1 de junio, aunque los resultados estarían listos hasta diciembre.
AHH, PERO LAS REACCIONES NO SE HICIERON ESPERAR
Armando Martínez, el presidente del Colegio de Abogados Católicos, calificó la medida como una bravuconada por parte de las autoridades fiscales:
“Que venga el terrorismo fiscal, creo que un gobierno totalitario impone el terrorismo fiscal. Es bienvenido y lo responderemos de manera correcta, ya veremos en 2018 si fue correcto o no.”
¿Ustedes qué opinan? ¿Se les debe de dar un trato especial a las iglesias?