Se trataba de la primera vez que una mujer ocupaba el cargo de primera ministra en Suecia. Sin embargo, sólo quedará para la anécdota, ya que Magdalena Andersson duró unas cuantas horas en el puesto.
Andersson decidió dimitir a su histórica designación luego de que la coalición partidaria con la que llegó al poder colapsó. Así que, de tener a por primera vez a una primera ministra, ahora Suecia se quedó con pura incertidumbre política. Es decir, nadie sabe qué va a pasar ahora.
De acuerdo con The Guardian, el colapso de la coalición de Magdalena Andersson se debió a temas de dinero, maldito dinero, ya que el Partido Verde decidió salirse de la alianza partidista, luego de que la primera ministra no consiguió pasar el presupuesto propuesto ante el Parlamento.
“Según la práctica constitucional, un gobierno de coalición debe renunciar si un partido se va”, explicó Andersson, quien es socialdemócrata y llegó al cargo con la coalición de su partido con el Verde y lo del Partido de Izquierda.
Andersson, de 54 años, fue designada apenas ayer como primera ministra de Suecia… no por mayoría. Diferentes los proceso allá, donde si no se gana con más votos, basta con no tener la oposición de la mayoría de la Cámara, la cual está fijada en 175 de los 349 escaños.
Pero igual y regresa. En la rueda de prensa en la que dio a conocer su renuncia al cargo, la ahora exprimera mininistra de Suecia señaló que está lista para asumir el puesto… aunque, para que no le vuelva a pasar lo mismo, en representación de una sola fuerza política. La suya, el partido social demócrata.
Quizás así sea. A pesar de esta caída, Magdalena Andersson es una política de alto perfil en Suecia. De hecho, según el canal sueco SVT, se le describe como una auténtica “buldozer”.
“La gente incluso dice que le tiene miedo, lo cual es un poco gracioso, estos politólogos de élite o profesores de economía dicen que le tienen miedo”, comentó para The Guardian Anders Lindberg, editor político del diario Aftonbladet.
“Tiene un poco de la manera de discutir de Angela Merkel. No está del todo claro lo que quiere decir todo el tiempo, pero [ella] termina ganando la discusión porque nadie más puede realmente responder porque ella domina todos los detalles “.