Itza y Lidia estaban en diferentes lugares cuando a las 13:14 horas un sismo de magnitud 7.1 cimbró el centro de nuestro país. A partir de ese momento, las vidas de las dos voluntarias coincidieron en los trabajos de rescate en la zona cero del Multifamiliar Tlalpan en CDMX. Era el 19 de septiembre (19S) de 2017.
Aquella tarde el sismo provocó el derrumbe total de uno de los edificios del Multifamiliar Tlalpan —el 1C— y daños parciales en el resto.
Un mar de gente acudió de inmediato a la ayuda de las decenas de familias y en ese grupo estaban Itza Valencia Juárez y Lidia Iris Rodríguez, dos jóvenes voluntarias que decidieron responder con solidaridad a una emergencia casi insólita o no vista desde 1985, cuando un sismo de magnitud 8.1 movilizó a toda CDMX precisamente un 19 de septiembre.
Voluntarias CDMX: salir de casa para ayudar tras el 19S
“Crecí en el sur, muy cerca del multi, es una zona que yo frecuento y en la que crecí. El día del sismo yo estaba dando clases, porque entonces daba clases en la UAM Xochimilco, y cuando salí lo más cercano que tenía era la casa de mi abuela, muy cerca del Multifamiliar, me fui para allá y me di cuenta del relajo que había, de lo dañada que estaba la ciudad”.
Vía Zoom, Itza Valencia nos contó que por su mente no pasó mucho, no hubo una reflexión profunda o una meditación de lo que había sucedido. Más bien, reaccionó al primer impacto.
En casa, a la media noche, la diseñadora industrial metió sus herramientas a la mochila y junto con su familia preparó una buena cantidad de hot cakes, los puso en una cubeta y salió rumbo al Multifamiliar.
Algo similar sucedió con Lidia Iris Rodríguez, quien después de confirmar que su hermano estaba bien, comenzó a buscar los mapas de las zonas ceros para saber dónde podía ayudar.
“Originalmente acudí en la tarde a la colonia Condesa y al ver que había bastantes manos, decidí irme a Tlalpan. Llegué a la escuela Rébsamen, pero ahí al parecer el ejército ya tenía bastante control. Luego, nos informaron que nos podían trasladar al Multifamiliar. Ahí había muchísima gente donando, tratando de unirse a las labores para remover los escombros”.
“Siempre habrá gente que te va a buscar”
A la distancia y por separado, preguntamos a Itza y Lidia qué las impulsó a salir de casa para unirse a las labores de rescate.
¿La respuesta? La solidaridad. El “llamado a la supervivencia” —como dijo Itza— hizo que las docentes estuvieran en un mismo lugar, desempeñando distintas funciones desde diferentes trincheras con el objetivo de rescatar vidas, ayudar a quienes en ese momento más lo necesitaban.
Para Lidia Rodríguez, investigadora del INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia), el aprendizaje más cañón de esta decisión ha sido vital:
“No caminamos solos. Es lindo saber que aun ante la muerte siempre habrá gente que va acudir para ayudarte y creo que es una de las cosas que me da calma… saber que si en algún momento paso por una situación así, siempre va haber gente que te va a buscar y ese es el mensaje más lindo”.
Lluvia, réplicas y cansancio
Valencia Juárez formó parte de la brigada que montó tres talleres de herramientas y maderas, que en un par de días ya estaban funcionando para ayudar en las labores de los rescatistas o para armar ensambles y apuntalar el edificio 1C.
La diseñadora permaneció en la zona cero durante las dos semanas que duraron las labores.
Las jornadas fueron complejas e incluso Itza las describió como distópicas, porque ahí entre personas que apenas comenzaban a conocerse podías ir de la preocupación ante las réplicas del sismo al cansancio emocional y físico, pero nunca sin bajar la guardia.
“Hubo un rush muy loco de trabajo, nadie se cansaba, nadie se quería ir, algunos dormían un rato, otros seguían en guardia. En los últimos días ya había mucha gente cansada, lastimada”.
Y a ese escenario había que agregar el entorno: las lluvias, el frío y el riesgo de que el resto de la estructura del 1C colapsara.
Pero…
Los lazos crecieron en el Multifamiliar Tlalpan
La arqueóloga del INAH también permaneció en el Multifamiliar durante las dos semanas de rescate. Ella formó parte de la brigada que estuvo casi a nada de llamarse Los Osos y su labor fue coordinar la recepción de ayuda —insumos y alimentos—, la distribución del acopio, la remoción de escombros y ver qué cosas faltaban para los brigadistas que trabajaban en la primera línea.
Lo más importante para Lidia Iris fue la respuesta ciudadana —que incluso hizo clic con la Marina y el Ejército que llegaron con la bandera de ayudar sin imponer.
Esa misma respuesta no dejó solos a los habitantes del Multifamiliar. Fue como un abrazo en los momentos más difíciles, Lidia así lo reflexionó:
“Recuerdo que me tocó estar al lado de una de las señoras al momento de rescatar a sus dos nietos. Yo la estaba abrazando, diciéndole que todo iba a estar bien, que esperábamos que los pequeñitos estuvieran en vida. A los pequeñitos los encontraron abrazados…”.
En el caso de Itza, aun y cuando las autoridades dieron por finalizadas las tareas de rescate, siguieron los lazos con las familias del Multifamiliar.
Por ejemplo, ella y un grupo de colegas organizaron un acopio para las mujeres adultas mayores.
“No tenían ropa. Hicimos un acopio en la UAM, les regalamos paquetes, montamos una ludoteca… la relación ha sido de largo plazo, no te puedes ir”.
“Va por los compas”
9 personas fallecieron en el Multifamiliar ISSSTE Tlalpan —integrado por 11 edificios y ubicado en Calzada de Tlalpan, alcaldía Coyoacán. Otras 18 fueron rescatadas.
Durante más de tres años las familias sobrevivientes se han enfrentado a la burocracia de las autoridades.
Apenas en febrero de 2020, el gobierno de CDMX entregó 8 edificios rehabilitados —2A, 2B, 2C, 3A, 3B, 4A, 4B, 4C— y el 1C reconstruido en su totalidad, en medio de las manifestaciones por una vivienda digna.
Ante esta situación, para Itza y Lidia, el acompañamiento de la ciudadanía también debe estar siempre presente y como en los primeros días después del 19S, mostrar que nuestras acciones van “por los compas”.
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A cinco años del 19S, un reencuentro en las letras
Una vez publicado este texto, Itza y Lidia lo leyeron. Las dos encontraron con sorpresa que sus historias volvían a coincidir, pero ahora en las letras.
Por WhatsApp escribieron para contarnos que ellas se conocieron en el Multifamiliar, entre las decenas de personas que acudieron al llamado de ayuda —en la coordinación de las tres estaciones.
“Itza es un roble”, escribió Lidia. Y con esto nos quedamos, con la certeza de que los lazos siguen construyéndose, con fuerza a pesar del tiempo y que a cinco años del 19S, nadie borra la esperanza que se vivió aquella vez.
