Id y ved un nopal salvaje: y allí tranquila veréis un águila que está enhiesta. Allí come, allí se peina las plumas, y con eso quedará contento vuestro corazón…
Este es el mito de la fundación de Tenochtitlán que TOODOS nos aprendimos en primaria y hemos repetido hasta el cansancio cuando nos preguntan por nuestra bandera o nos visita algún extranjero.
El águila real se ha convertido en el símbolo nacional mexicano, sin embargo se encuentra en peligro de extinción. Hasta el año pasado solo habían contado 101 parejas reproductivas y a pesar del Programa de Acción para la Conservación de la Especie (PACE), ha disminuido su número debido al desarrollo industrial, la caza y el ecoturismo.
Según Luis Felipe Lozano, biólogo de la Universidad Autónoma de Aguascalientes el mayor peligro para esta especie es la producción minera ya que invade zonas donde anidan.
La cacería ha acabado con muchos ejemplares en el norte y centro del país, así como las infraestructuras eléctricas donde algunas se electrocutan 🙁
El águila real puede llegar a medir 2.3 metros con las alas extendidas y se encuentra en América del norte y algunas partes del continente europeo, donde su población es mayor.
Debemos tener más conciencia de nuestros actos, ya que no sabemos como afectan a otras especies y más cuando es importante para el ecosistema de un país.