En una maniobra sin precedentes, el explorador “Curiosity” aterrizó con éxito en Marte esta madrugada.
Sí algo hubiese salido mal, el Curiosity se habrá estrellado a más de 1,609.3 kilometros por hora contra la superficie de Marte, junto con su inversión de poco más de 3,000 millones de dólares se hubieran hecho pedazos contra el suelo del planeta rojo.
Afortunadamente, según los reportes oficiales, todo salió conforme a lo planeado y el Curiosity ha logrado completar una de las maniobras de aterrizaje más extravagantes de la historia. “Aunque se ve un poco loco (…) Les prometo que es el método menos loco que puedes utilizar para hacer que un rover del tamaño del Curiosity llegue a Marte”, afirma Adam Steltzner, el ingeniero principal que supervisa la llegada del vehículo.
La nave espacial en la que transportaba al Curiosity viajó a 20,921.4 kilómetros por hora para entrar a la atmosfera marciana. Jets de control de reacción ayudaron al Curiosity a controlar el descenso en la llamada “fase de entrada hipersónica”. Luego vino el paracaídas y un descenso a aproximadamente a 1,609.3 kilómetros por hora, con el paracaídas supersónico más grande del mundo (21.03 metros de diámetro).
Después el vehículo desprendió de su escudo de calor y comenzó a buscar el suelo. A 1.6 kilómetros de la superficie, los motores del cohete reducirán la velocidad a 2.4 kilómetros por hora, en un vuelo recto vertical y a 20 metros de la superficie el Curiosity finalmente se separó de la estructura de descenso y continuo su viaje al suelo marciano “suavemente”.
¿Un tanto complicado? Por supuesto, si fuera fácil cualquiera podría hacerlo.
Una vez en la superficie, el Curiosity, con sus 17 cámaras a bordo y “8GB en cada cámara”, se encargará de determinar la habitabilidad de Marte:
“Sabemos que la vida necesita tres ingredientes principales: un solvente (agua), estructura (compuestos de carbón) y energía”, comentó a la prensa Michael Mayer, científico líder en el Programa de Exploración de Marte,