Si ayer lamentábamos la situación del ex gobernador de Oaxaca, al suponer que le faltan centavos y por eso vende su jet privado (en un millón de dólares), ahora duros de corazón serán aquellos que no quieran ayudar en la coperacha: pobre Murat, tiene que pedir aventón con sus amigos.
Luego de negar poseer las propiedades de lujo que le encontró The New York Times, ahora José Murat asegura que sí viaja en jet privado, pero no es suyo, sino que se lo prestan unos amigos que son empresarios… nada más que no puede revelar sus nombres, no se vayan a ofender.
En entrevista con Ciro Gómez Leyva, Murat comentó que nunca ha tenido un jet… pero que sí sabe qué se siente viajar en uno. Aquí la cotorra experiencia que dio paso a la desafortunada confusión:
“Alguna vez los amigos nos hacen el favor de prestarnos sus cosas. Yo llegué a tomar ese avión con unos amigos, un vuelo para un asunto de trabajo y cuando vi que decía JMC, me reí y dije ‘éste es el avión que anduvieron diciendo que era mío’”.
Ayer El Universal reveló que el ex gober oaxaqueño tiene entre sus posesiones un avión Hawker, matrícula XA-JMC, el cual está rematando en un millón de dólares. Hoy, el rotativo señala que un familiar de Murat les hizo llegar una carta aclaratoria -supuestamente de la empresa Redwings, dedicada a la renta de aeronaves- en la que consta que el jet de la discordia en realidad es parte de la flota de la aerolínea.
Sin embargo, el diario capitalino intentó validar la carta y –dice- encontró varias contradicciones: por ejemplo, el gober dijo que el avión era de “unos amigos”… pero el teléfono de contacto de la carta que llegó a El Universal asegura que José Murat es “uno de los muchos clientes que tuvo la empresa en algún momento”
Y, así como no se puede dudar de la palabra del político, luego de que negara la información del NYT en relación a las supuestas propiedades que tiene en la “Gran manzana”… tampoco podemos dudar de la honestidad de sus palabras cuando dice:
“Yo no tengo ningún avión, ni he tenido ningún avión y cuando fui gobernador los aviones que se usaban en el gobierno del estado eran dos Turbo Commander”.
Es más, aunque ayer no pudo decir los nombres de los amigos que le hacen el favor de prestarle el jet, dijo que va a “buscarlos para que me hagan el favor de dejar claro que ellos son los que tienen que ver con el tema de este avión (…) Lo único que tengo en casa son de esos avioncitos de plástico, que uno de mis nietos los usa cuando viene aquí a la casa”.
Ahora probablemente todos intentarán responder la pregunta que se hace este noble abuelito, al atribuirle tantas propiedades que el pobre dice no tener:
“¿A quién le hicimos daño para que nos estén haciendo daño”.
