El gobierno está mandando mensajes opuestos, se nos dijo que con la reforma energética el precio de la gasolina bajaría y ocurre lo contrario, la gasolina Magna es actualmente 14% más cara que la equivalente en Estados Unidos y la Premium 8% más cara.
La Magna registra un precio en las estaciones de servicio de 12.41 pesos por litro, mientras que en Estados Unidos el precio en pesos de la gasolina equivalente es de 10.84 pesos por litro. Mientras que en el caso de la Premium, el precio en las gasolineras en México es de 13.01 pesos y al norte del Río Bravo es de 12.10 pesos por litro.
En el caso del diésel, el precio en Estados Unidos es todavía mayor en 4% al que se sirve en México, de acuerdo con información de la Secretaría de Hacienda, Petróleos Mexicanos y la Administración de Información de Energía de Estados Unidos.
Entre los principales argumentos para establecer subsidios energéticos está el mejorar la calidad de vida al hacer que los combustibles modernos sean asequibles y accesibles.
De acuerdo con la fórmula para el cálculo del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), cuando los precios se encuentran en el lado del subsidio, no existe recaudación porque la tasa de IEPS es negativa, transfiriéndose de esta forma recursos públicos en favor de los consumidores mexicanos. Pero cuando el subsidio es eliminado, la tasa del IEPS es positiva, fortaleciendo la recaudación de este impuesto especial”.
Además de incentivar emisiones, los subsidios no son ni siquiera socialmente justificables, ya que la mayor parte se destina a los ciudadanos más pudientes y no a los necesitados. En México el 10 por ciento de la población con mayores ingresos recibe nueve veces más subsidios energéticos que el 10 por ciento más pobre. México gasta cuatro veces más en subsidios energéticos que en todos los programas para combatir la pobreza.
Es decir que aunque no se importara ni un solo litro de gasolina o inclusive si en México estuviese por abajo de los precios que ponen en Estados Unidos, habría subsidio. Es necesario establecer precios que reflejen los costos reales de la energía alrededor del mundo.