Conocido como el halcón de la política exterior de Japón, Shinzo Abe pasó a la historia por permanecer más tiempo que otros como primer ministro, por el llamado Abenomics o el esquema para hacer fuerte la economía japonesa, su posición en el conflicto de Corea del Norte o, precisamente, su trabajo en el exterior.
El líder del Partido Liberal Democrático fue asesinado durante un mitin político el 8 de julio en la ciudad de Nara, previo a las elecciones en la Cámara Alta del 10 de julio.
A pesar de que Shinzo Abe dejó de ser el primer ministro de Japón en 2020, su presencia e importancia en la política persistió.
Shinzo Abe
Shinzo Abe nació el 21 de septiembre de 1954 en Tokio. Formó parte de una familia profundamente relacionada con la política.
Su papá Shintaro Abe fue un político de Yamaguchi. Su abuelo materno fue Nobusuke Kishi, también primer ministro de Japón (de 1957 a 1960).
Con ese legado, Abe egresó de Ciencias Políticas en la Universidad de Seikei en 1977 y más tarde viajó a Estados Unidos para estudiar la misma carrera en la Universidad de California del Sur.
Primer ministro
En 1993 fue elegido al Parlamento de Japón e hizo historia como el político más joven en ocupar el cargo de primer ministro, a los 52 años en 2006.
La corriente de Shinzo Abe era conservadora-nacionalista, proteccionista de la economía de Japón ante el crecimiento de China y su trabajo se vio fortalecido al ocupar este cargo por dos periodos: 2006-2007 y 2012-2020, en este último el excolaborador de la empresa Kobe Steel renunció por cuestiones de salud.
Abenomics
Al frente del gobierno japonés, Shinzo Abe también fue conocido como el halcón de la política exterior.
Durante sus gestiones fue defensor de la economía japonesa ante el crecimiento de China. De hecho, el exsecretario de Gabinete desarrolló un esquema de estímulos fiscales y reformas de peso conocido como Abenomics, que con el tiempo le dio chance a Japón de fortalecerse o atravesar por los efectos de la pandemia de COVID-19.
En asuntos militares, Abe fue controvertido por abrirle cancha a las fuerzas armadas, al impulsar cambios en la Constitución para que Japón tuviera una presencia militar más fuerte, pese a los candados que Estados Unidos puso tras su intervención en la isla, después de la Segunda Guerra Mundial.