Esto es algo parecido a lo que el titular de Gobernación, Adán Augusto López, señaló en la mañanera de ayer. Pero, ahora, la Secretaría de Educación Pública (SEP) lo explica de manera más detallada, oficializando así lo que pasará con el caso de la magistrada Yasmín Esquivel.
Por medio de un comunicado, la SEP le avisa a la UNAM que si de invalidar el título de licenciada en Derecho de la magistrada Esquivel se trata, con ellos no es el trámite. Seeeeee, ya el Comité de Integridad Académica de la FES Aragón resolvió que la susodicha sí se plagió su tesis con la que obtuvo el grado, sin embargo, es la UNAM la que debe dar el tiro de gracia.
Lo anterior, según recomienda la SEP, deben hacerlo las instancias competentes de la máxima casa de estudios (¿cuáles? Las que marca la Ley Orgánica de la UNAM) y “conforme a las reglas generales del derecho procesal, en respeto irrestricto de los derechos humanos de todos los involucrados”.
En su comunicado la SEP justifica se posición ante el caso de la ministra Yasmín Esquivel con lo que marca la fracción VII del artículo 3 de la Constitución, el cual habla sobre la autonomía de la universidad y de otras instituciones.
“Las universidades y demás instituciones de educación superior a las que la ley otorgue autonomía, tendrán la facultad y la responsabilidad de gobernarse a sí mismas…”
Así que, si la UNAM quiere sancionar a la ministra Esquivel, entonces deberá acudir con el órgano de procuración de justicia o autoridad… y una vez que éste proceda, pues quizás la SEP ya pueda meter las manitas.
“Esto es así porque en tanto que el título expedido (…) no sea declarado inválido por autoridad jurisdiccional competente, la Dirección General de Profesiones (DGP) carece de facultades para intervenir en forma alguna”, agrega la SEP.
Y mientras las autoridades siguen echándose la bolita, la ministra sigue despachando en la Suprema Corte de Justicia de la Nación… y sin que la idea de renunciar ronde por su cabeza plagiadora o, mínimo, separarse de su cargo en lo que se resuelve este asunto. Según Yasmín Esquivel, no tiene nada de qué avergonzarse.