Si ya están hartos de que los regañen por tener malas costumbres, por vicios que son difíciles de dejar o cosas que siempre nos han dicho que no hagamos, pero sin saber que la mayoría de las cosas que hacemos -mal- en realidad nos hacen bien.

Aquí les traemos seis de los tantos supuestos malos hábitos que la mayoría de nosotros tenemos y hacemos.

Comer en la cama.

Una de las costumbres que todos o la mayoría tenemos, y que a pocos les gusta, porque dicen que la cama es exclusiva para dormir y para las artes del amor, es comer recostados, degustar nuestros ricos y sagrados alimentos, pero sin saber que según estudios el comer relajados, en una posición cómoda es beneficioso para la salud y favorece la digestión debido a la calma con la que lo hacemos.

Morderse las uñas.

Desde que somos chiquitos las mamás nos friegan y friegan dan manazos por comernos las uñas, nos dicen que se nos van a ir al cerebro, que nos va a doler la panza, pero ninguno de sus fundamentos es real, ya que como la mayoría de las veces tenemos las manos sucias, por ende las uñas, por lo que llevarse bacterias a la boca, hace que nuestro sistema inmune se ponga a entrenar para futuras infecciones.

Eructos.

En muchos países eructar es motivo de buena educación, de dar a entender que la comida es muy buena y que estamos satisfechos, pero en nuestra cultura no es más que una marranada. Pero en realidad hacer que nuestras cuerdas bucales retumben a los lejos es bastante bueno, ya que al desalojar esos gases de nuestro cuerpo, logramos que los jugos gástricos no suban por nuestra garganta y provoquen las molestas agruras.

Echarse una flatulencia

Tirarse una que otra flatulencia en la vida es bueno, como dicen por ahí: preferimos perder un amigo que una tripa, mejor adentro que afuera o algo por el estilo, pero en realidad hacerlo es de los más sano que existe, ya que gracias a lo que comemos, a la acumulación de gases, nos podemos causar una gran hinchazon y dolor abdominal, que no son para nada gratos.

Así que ya saben y que no les dé pena, tírense los pedos que quieran.

Aventar un gargajo. 

A veces estamos enfermitos de la garganta, tenemos mal sabor de boca, mientras corremos o al estar en el baño, tenemos por costumbre escupir, pero eso tiene una razón de ser y es bastante coherente, ya que cuando el aire seco y frío de la calle llega a nuestra garganta, se seca y por protección comienza a generar saliva, la cual en algún momento tenemos que sacar, de ahí vienen los escupitajos.

Tronarse los dedos.

Para terminar, el molesto tronido de dedos, que siempre ha sido motivo de decir que nos van a quedar chuecos los dedos, que nos va a dar artrítis, pero en realidad no hace ni bien ni mal, porque ese ruido que escuchamos, no es más que las bolsas de aire que se forman por el líquido sinovial que protege los dedos y se hicieron estudios durante cinco años a unos individuos que al final no tenían más que mucha flexibilidad en sus dedos.

Entonces ya tienen armas para reclamarle a las persona que se la pasen diciendoles que hagan o no hagan ciertas cosas. Que nadie se los chamaquee.

¿Malos hábitos? Mis polainas.

***Vía Daily Mail

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Fundé Sopitas como hobby y terminó siendo el trabajo de mis sueños. Emprendedor, amante de la música, los deportes, la comida y tecnología. También comparto rolas, noticias y chisma en programas...

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