Ejercicios militares y advertencias bélicas al parecer fueron sólo el comienzo, ahora Corea del Norte comienza a mover sus piezas.
Ayer nos enteramos de los movimientos militares que ha comenzado a realizar el gobierno norcoreano, con el fin de alistar un ataque a tierras norteamericanas. Corea del Sur no está exento de las posibles agresiones y por ello Norcorea ha decidido cortar comunicaciones militares con su vecino del sur.
“En la situación actual, en que la guerra puede estallar en cualquier momento, no hay necesidad de mantener las comunicaciones militares norte-sur”.
Lo anterior fue señalado por un portavoz militar norcoreano, al dar a conocer que se ha cortado “la línea roja” de comunicación militar con Seúl, la cual permite compartir información sobre la actividad transfronteriza y facilita a los surcoreanos cruzar la frontera para trabajar en el complejo industrial en Kaesong, ubicado en Corea del Norte.
Dicho portavoz también indicó que la comunicación será reactivada hasta que Corea del Sur desista de “sus anacrónicos actos hostiles”, esto en referencia a los ejercicios militares que Seúl y Washington realizan en territorio surcoreano.
No es poca la hostilidad que se muestra con la medida emprendida por el país liderado por Kim Jong-un, ya que son alrededor de 123 empresas surcoreanas las que se encuentran ubicadas en Kaesong, las cuales dan trabajo a más de 50 mil trabajadores del norte; por lo anterior el romper comunicación supone también cortar uno de los últimos símbolos de cooperación entre las dos Coreas.
No es la primera vez que Corea del Norte realiza una acción como ésta: en 2009 llevó a cabo una medida similar, lo cual provocó que 80 trabajadores surcoreanos permanecieran aislados en Kaesong durante un día. Ahora los daños pueden ser peores, ya que de acuerdo a Association Press, más de 900 surcoreanos se encuentran en el territorio del norte.