Desgracia tras desgracia, así han sido los últimos días de los pobladores sobrevivientes de San Miguel los Lotes, vivir el trauma de la persecución de la lava, fue solo el principio, ahora muchos de ellos lo han perdido todo; familiares, amigos, casas sus bienes que pocos o muchos que hayan sido, les costó trabajo adquirir y ahora, las autoridades también les han cortado de tajo las esperanzas de un nuevo comienzo, declarando la zona como “inhabitable”.
San Miguel los Lotes, se convertirá en sólo un recuerdo. El terreno que gozaba de casas, pastizales verdes y amplias carreteras, quedó resumido a tierra y cenizas, después de la abrupta erupción del Volcán de Fuego el pasado 3 de junio, que dejó a su paso 112 muertos y al menos 200 desaparecidos. Esta vez, la restricción para repoblar la región no tiene nada que ver con claroscuros políticos, se trata de prevenir, proteger y salvaguardar a la población que vive a las faldas del Volcán.
Sergio Cabañas, secretario ejecutivo de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), explicó que la decisión se tomó luego de un análisis del Consejo Científico de la Conred integrado por varios expertos. La declaratoria para desalojar, también abarca la Finca La Reunión, un hotel y campo de golf de lujo en el municipio colindante de San Juan Alotenango que también fue devastado por la furia volcánica.
Desde el día de la erupción y hasta el momento, 3 mil 579 personas de San Miguel los Lotes y otras aldeas vecinas se mantienen refugiadas en albergues. Pero lo cierto es que los pobladores estaban más que acostumbrados a las exhalaciones de ceniza y masa incandescente antes de la tragedia, de tal manera que aunque las búsquedas de desaparecidos terminó hace una semana, los sobrevivientes siguen entrando en la zona y no se resignan a la idea de abandonar el pueblo.
Por otra parte, el gobierno, ha planificado la construcción de casas temporales para los damnificados en una finca estatal en Escuintla y luego construir en ese sitio un millar de viviendas permanentes, pero de aquí a que eso sucede, a nuestros hermanos guatemaltecos aún les falta un largo camino a casa.