El “lamento por el amor imposible”. ¿Así o más melodramático?
En estos tan días tan cínicos que vivimos, es difícil para mucha gente tomarse en serio las letras románticas de una canción, especialmente cuando sabemos que suelen ser escritas por cuatro o cinco productores y el cantante sólo está ahí para prestar su voz y pegar su nombre sobre la etiqueta. Nos puede gustar la entonación del cantante y la interpretación emotiva de sus letras, pero que el mensaje de esas letras realmente se transmita al oyente… eso sí que es complicado.
Sin embargo, no es una tarea imposible. Todavía hay un mercado muy grande para la canción melodramática que nos narra historias de un amor imposible. Los millones de discos que ha vendido Adele en años recientes son prueba de ello. Pero se requiere de cierto conocimiento del oficio para derrumbar la pared del escepticismo que separa a la música de fondo que tanto satura la radio con las canciones que la gente paga dinero por escuchar y tener en su poder.
Muchos medios están apostando a que Sam Smith logre ocupar ese hueco que dejó Adele en las tablas de popularidad con su debut, In the Lonely Hour. Disclosure y Naughty Boy hicieron un buen trabajo el año pasado en introducir al público conocedor a este cantante de 22 años, así que no estamos hablando de un desconocido total. La BBC incluso lo colocó en el primer lugar de su encuesta Sound of 2014 y los sencillos que se escucharon previo al estreno de su primer disco habían sido bien recibidos por la crítica. Ahora sigue la prueba de fuego. In the Lonely Hour está disponible en tiendas en todos los formatos a partir de ya. En Sopitas.com lo hemos recomendado desde hace varios meses cuando escuchamos su colaboración en “Latch”, pero grandes voces en esta industria hay muchas. Aquí la pregunta pertinente es: ¿Hay una canción detrás de la voz de oro?
In the Lonely Hour es un disco con un esquema bastante apegado a la tradición. El álbum consiste de diez temas, con un promedio de duración de tres minutos (sólo uno de ellos se pasa del minuto cuatro). Así como en las grandes canciones de soul y R&B de los 60 y de los 70, Smith dice todo lo que tiene que decir en el lapso convencional de un sencillo de 7″. No se necesita más. Pero eso no quiere decir que el disco carezca de un mensaje que sirva de eslabón entre todas las canciones. Si algo distingue a este álbum es su congruencia. Aquí nos damos cuenta que Sam Smith es el tipo que insiste e insiste hasta que nos queda claro el motivo de su lamento.
Es apropiado que la única canción que no toca ningún tema emotivo sea la primera. Más bien, “Money on My Mind” sirve de advertencia para todo el que esté prestando atención que las siguientes nueve canciones representan algo que Smith tenía que expulsar de sus entrañas. Era tan fuerte el sentimiento que lo ahogaba que realmente no le interesa mucho si el disco genera alguna ganancia. Por eso dice que él no es el tipo de artista que se va a dedicar a escribir canciones para otros cantantes, ya que si va a escribir sobre temas íntimos y personales, no hay persona adecuada que pueda interpretar su material más que él mismo.
En la media hora que sigue, Smith se dedica a expresar con su falsetto una angustia inaguantable porque no encuentra la manera de comunicarse abiertamente con la persona deseada; es un tema literario tan antiquísimo como Las desventuras del joven Werther pero que de cualquier forma sigue pegando. Quizás no hay más claro ejemplo de esta situación que en “Leave Your Lover”, un llanto que proviene de alguien que es incapaz de confesar sus sentimientos por otra persona. No hay deseo más vigoroso que el de ver la fractura de la relación que impide la felicidad de nuestro héroe. Lo curioso es que no tiene intención alguna de pelear por su amante. Más bien se muestra derrotado antes de lanzar el primer golpe. I’m in love with you and you will never know / But if I can’t have you I’ll walk this life alone. Lo único que se digna a hacer es desear por un milagro, un milagro que él sabe nunca va a llegar.
Por si no fueran suficientes penas de resignación, en la novena pista, “Not in that Way”, Smith canta, I’d never ask you / Cause deep down I’m certain I know what you’d say / You’d say I’m sorry / Believe me / I love you / But not in that way. Muy lejos de querer someter a Smith a un psicoanálisis, aquí tenemos a un tipo que por experiencia está acostumbrado al rechazo, y por tal motivo se niega a tomar la iniciativa. Podemos asumir que un tipo tan introspectivo como Smith sólo puede esconderse en su cuarto, borrar sus cuentas de redes sociales y escribir un poema sobre la tragedia que lo atormenta en su interior. O una canción. Con Disclosure.
Como alguna vez lo habrá dicho Morrissey, hasta el tipo más aterrorizado de expresar sus emociones tiene derecho a enamorarse. Pero si hay otra línea congruente en el álbum es que Smith siempre se refiere al amante deseado en segundo persona, como si tuviera a esta persona hipotética del otro lado del espejo. Nunca sabemos si se trata de un ella o un él, aunque el video de “Leave Your Lover” nos dejó algunas pistas de sus intereses. A pesar de esto, el artista no nos da motivo para tratar de averiguar si él es gay, bi, hetero, o asexual como Moz. Lo que sí es seguro, es que existe una soledad que sumerge al intérprete a una profundidad abismal. En “Stay With Me”, Smith ruega por la compañía de una persona cualquiera, sin importar haberla conocido esa misma noche.
Aunque al leer una interpretación como ésta, la letra nos pueda parecer la de un pobre tímido con un estilo literario súper cursi, la música es la que hace toda la diferencia. El rango vocal de Smith le brinda una mordacidad a los versos que ayudan a retratar con más claridad la tristeza que abruma al autor. A final de cuentas, en la canción romántica la letra solo constituye la mitad del mensaje. La otra mitad, la que apela a las emociones, no le importa mucho si se trata del argumento de un melodrama, con tal de que provoque alguna reacción en el interior.