Y eso que nada más fue un ratito el que pudo EPN estar con el ídolo de ya muy pocos niños.
Para causarle envidia a más de uno de los miembros de la izquierda en México, EPN en su última visita a Cuba hizo lo posible con tener un encuentro con el ex líder de la isla, Fidel Castro, y qué mejor forma de guardar tan irreal momento que una bonita imagen que ya forma parte de la memoria de los encuentros presidenciales.
Por desgracia fue tal la emoción de Peña al tener a lado a quien fuera el compañero del Che Guevara, que le entró el espíritu anti capitalista y de buenas a primeras decidió condonarle 70% de la deuda calculada en 500 millones de pesos al gobierno socialista.
Para medio justificar la descabellada decisión administrativa tuvo que salir al ruedo el secretario de Relaciones Exteriores, José Antonio Meade y señaló que “una relación constructiva y positiva que se traduzca en prosperidad para ambas naciones es muy importante”… ojala esa prosperidad fuera deseada para sus connacionales también, pero bueno, ese es otro cuento.
Además, Meade señaló que la visita a Cuba fue más que exitosa, porque permitió que EPN creyera que conoció a Gandalf reforzara la relación que México tiene con Cuba… reflejado en la gastronomía nacional: la torta cubana, la presencia de Niurka y Raquel Bigorra en la TV, el gusto que la chaviza tiene por el Buena Vista Social Club y los puros que a cada rato se fuman los líderes sindicales, etcétera.
Como casi nadie le cree el argumento del repentino interés mexicano por estrechar lazos con el gobierno cubano, a modo de comentario jocoso y para olvidar los problemas que se carga con su partido, el líder panista Gustavo Madero señaló respecto a la condonación del adeudo: “Le salió muy cara la foto a todos los mexicanos”…
Pues sí.