Desde hace algunos años, en el que curiosamente es el trazo original de Paseo de la Reforma —ese que encargó Maximiliano en 1864, que se llamaba Paseo de la Emperatriz y que comenzaba en Avenida Chapultepec y terminaba en Avenida Juárez—, han ido surgiendo una serie de Antimonumentos que recuerdan momentos dolorosos y oscuros en la historia reciente de México.
Es una lucha constante contra el olvido.
A diferencia de un monumento “normal” que enaltece alguna figura histórica o las glorias nacionales, los Antimonumentos funcionan como memoria viva, que no celebra nada y que intervienen la Ciudad de México, para darle un espacio público, permanente, a las voces de la víctimas.
Y es que en pleno Paseo de la Reforma hay varios Antimonumentos que muchas veces ignoramos, que pasamos de largo o que chance no conocíamos toda la historia, así que aprovechamos un fin de semana para hacer un recorrido.
Acá te contamos cómo puedes visitarlos todos y ganar esta batalla permanente por la memoria. Una batalla contra el olvido.
Antimonumento a la Guardería ABC
Si quisieras hacer una ruta por los Antimonumentos en Paseo de la Reforma, tendrías que empezar frente de las oficinas centrales del Instituto Mexicano del Seguro Social, del IMSS.
Sí, justo en las puertas del Seguro Social está el recuerdo de uno de los momentos más infames de su historia… cuando una guardería en Hermosillo, subrogada por el propio IMSS, se incendió en 2009 cobrando la vida de 49 niños, todos entre cinco meses y cinco años de edad.
El Antimonumento a la Guardería ABC es un emblema de la niñez perdida.
Es de colores pastel, tiene un 49 grande —recordando a las víctimas— y tiene una placa que nos recuerda las fallas a más de 10 años del incendio. “No se aprendió nada de esta tragedia, ha seguido habiendo decenas de muertes en Guarderías de todo México por negligencia, corrupción e impunidad”, dice.
Antimonumento a la Masacre de San Fernando
Para el siguiente Antimonumento, hay que emprender paso sobre Paseo de la Reforma.
Cruzas por la Diana Cazadora —que, por cierto, hablando de esculturas polémicas también se encargó de escandalizar a la Ciudad por su desnudez, cuando la instalaron en los años 40—, pasas por el Ángel de la Independencia y llegas a la altura de la Embajada de Estados Unidos.
Frente a la representación del Sueño Americano que ha tenido su participación en el desamparo y dolor en la vida de millones, está el Antimonumento a la Masacre de Migrantes de San Fernando, Tamaulipas.
En 2010, un grupo de 72 migrantes —en su mayoría hondureños, salvadoreños y guatemaltecos— estaba intentando llegar a Estados Unidos, pero fueron secuestrado en Tamaulipas y sin defensa alguna, fueron asesinados presuntamente por el grupo de Los Zetas y la negligencia del Ejército y el Estado Mexicano.
El Antimonumento a los migrantes, que lo encuentran sobre el camellón, recuerda las vidas perdidas en rojo y tiene dos caras. En una recuerdan que migrar es un derecho humano y en la otra, mantienen un mensaje. “Nadie es ilegal en el mundo”.
Antimonumento de Pasta de Conchos
Para seguir con la ruta, es necesario caminar solo una cuadra más, porque el siguiente Antimonumento está a la altura de la Glorieta de la Palma.
Enfrente de la Bolsa Mexicana de Valores, que está en la esquina de Paseo de la Reforma con Río Rhin —y como un recuerdo puntual a cómo apreciamos los números, las ganancias, los estados de cuenta empresariales y el trabajo humano termina hasta abajo de la cadena productiva— se encuentra el Antimonumento a las tragedias mineras.
En letras rojas, recuerdan a los 65 mineros que se quedaron atrapados en la explosión de la mina de Pasta de Conchos en Coahuila, en 2006. Arriba tiene un símbolo de “Más” para recordar a todos los otros mineros que han sido víctimas de condiciones de trabajo inseguras, insalubres y peligrosas.
El Antimonumento recuerda que más de 3 mil trabajadores han muerto en las minas de carbón mexicanas. Y además, con un mensaje en el centro, repite su principal exigencia que —aunque han pasado tres gobiernos, ninguno les ha cumplido. Rescatar a sus compañeros atrapados.
Antimonumento a los 43
Para llegar al siguiente Antimonumento, nos espera una caminata como de 20 minutos, todo sobre Paseo de la Reforma.
Pasas por el Monumento a Cuauhtémoc, que se construyó hace más de 130 años en la época porfirista. Te sigues. Arriesgas el pellejo en el horrible cruce peatonal de Insurgentes y sigues caminando.
Después pasarás por la extinta Glorieta de Colón que, curiosamente, está en proceso de convertirse en otro Antimonumento. Ante las críticas al navegante genovés y a su reemplazo conocido como Tlali, una serie de colectivas intervinieron la estructura para bautizarla como La Glorieta a Las Mujeres Que Luchan.
Finalmente tienes que llegar a la Glorieta del Caballito.
Ahí, frente a la enorme torre construida en los ochenta y a un costado de la sede de la Lotería Nacional, vamos a encontrarnos con el recuerdo a los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa.
Este Antimonumento representa el episodio violento que sigue en la incógnita. Una noche de hechos violentos en que el Ejército, la Policía Municipal, Estatal y otros elementos del crimen organizado se unieron en la desaparición forzada de 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos.
La escultura tiene un 43 en rojo, un signo de más para representar a todos los demás desaparecidos en México —que hasta 2022, son más de 100 mil personas— y frente a la escultura, hay una tortuga. El animal que representa al movimiento de Ayotzinapa por su vocablo en náhuatl.
Antimonumento de David y Miguel
En la misma Glorieta del Caballito, cruzando la fuente, te vas a encontrar con una figura azul. Ese, aunque no tan conocido es otro Antimonumento y recuerda a las víctimas de secuestro en México.
La escultura se puso a raíz del secuestro de David y Miguel, dos jóvenes de 19 años, amigos, que fueron secuestrados en 2012 cuando viajaban en carretera rumbo a Guerrero. Un caso que sigue sin resolverse y por el que, a pesar de las campañas y las movilizaciones públicas, no se ha avanzado mucho.
El Antimonumento es una figura azul —con dos tonos, para simbolizar a David y a Miguel— y con un mensaje para todas las víctimas de secuestro en México. Tiene también unos tubos de metal en donde la escultura te pide participar, poniendo un candado en la exigencia de seguridad.
Antimonumento del Halconazo
La ruta ahora, nos saca de Paseo de la Reforma y nos mete a otra de las emblemáticas calles de la Ciudad de México, pues a unos pasos del Caballito, caminando sobre Avenida Juárez en la esquina con Humboldt, veremos otro memorial.
Uno, que recuerda los episodios violentos de hace más de 50 años.
Es una V roja y representa la Matanza del Jueves de Corpus, también llamada El Halconazo, cuando más de 200 estudiantes, manifestándose, fueron reprimidos y asesinados por un grupo paramilitar al servicio del gobierno.
Ese Antimonumento se colocó recientemente, pues el Halconazo fue en 1971 y la estatua conmemora los 50 años del episodio. Es una escultura en 4 partes y cada una tiene un mensaje.
Recuerdan que la lucha sigue, que los estudiantes volvieron y volverán a salir a las calles, que la memoria florece y uno de los lados, recuerda al principal personaje de esta masacre. “Echeverría Asesino, Fuiste tú”, le recuerdan al presidente mexicano que orquestó el ataque desde Los Pinos.
La Antimonumenta
Sobre Avenida Juárez, caminamos un poco más enfilándonos hacia el Zócalo y llegamos al Palacio de Bellas Artes, esplendoroso. Sin embargo, en la banqueta de enfrente recordamos la violencia que se vive en México, específicamente la violencia feminicida y la violencia de género.
Se trata de la Antimonumenta.
La Antimonumenta es una pieza con el símbolo de Venus y una puño en señal de lucha. Es morada, para recordar el color de las manifestaciones feministas y está sobre una jardinera que tiene 32 cruces rosas, por las mujeres asesinadas en todos los estados de México.
Tiene también un detalle importante.
Los Antimonumentos son memoria viva, son representaciones de casos que NO están en la historia, pero que se siguen haciendo presentes en las voces de sus víctimas y así es que la Antimonumenta tuvo que sufrir una dolorosa corrección.
Cuando se colocó en 2012, decía que 9 mujeres eran asesinadas cada día en nuestro país. Hoy esa cifra se quedó corta y la escultura está tachada, cubrieron el 9 y con unas estampas reflejaron que ahora son 10 mujeres asesinadas, todos los días en México.
Antimonumento de 1968
En la ruta de Antimonumentos nos falta uno más y todavía hay que caminarle un poquito. Después de Bellas Artes, cruzamos la calle y nos metemos a Madero. A este corredor turístico que ahorita se encuentra impecable, con negocios, restaurantes y con la curiosidad de que te multan si quieres fumar.
Lo recorremos completo hasta la entrada al Centro Histórico.
Sí, es el Antimonumento que recuerda el movimiento estudiantil de 1968.
La escultura recuerda que “Fue el Estado y Fue el Ejército” los principales rostros que estuvieron detrás de los centenares de muertes en Tlatelolco. Además, el Antimonumento recuperó el significado y el diseño de la Paloma de la Paz, creada para los Juegos Olímpicos de aquel año.
¿Cómo visitarlos?
Esos son los Antimonumentos que existen en la ruta de Paseo de la Reforma hasta llegar al Zócalo de la Ciudad de México.
Son mucho más que una lista, un recorrido o la curiosidad escultórica con la que te tropiezas mientras te vas un fin de semana al Centro. En realidad, los Antimonumentos son colectivos, son protesta, son recuerdos del desamparo o del dolor y sobre todo son una guerra por la memoria —contra el olvido— que con una tarde, en tenis, todos podemos ganar.
La ruta dura 1 hora y 20 minutos si vas caminando. Acá te compartimos un mapa de Google con todas las ubicaciones. DALE CLICK AQUÍ.
