Aunque por el título podría parecer, no es la nota idiota del día:
Quizá ya lo saben muchos, tal vez no, pero desde inicios de 2011 un empresario ruso de nombre Dmitry Itskov lanzó una iniciativa que denominó 2045, la cual busca una radical extensión de lo que conocemos como vida, mediante la creación de tecnología cibernética.
Al parecer el ruso ya hizo su presupuesto y prevé que su idea necesitará unos cuantos billones de dólares, y quién mejor para dárselos que los atascadamente ricos hombres y mujeres que figuran en la lista de Forbes a quienes dirigió una sentida misiva:
“Muchos de ustedes que han acumulado grandes riquezas por su éxito en los negocios apoyan actualmente a la ciencia, las artes y las obras de caridad. Les hago un llamado a reconocer la importancia vital de financiar la investigación científica en el campo de la inmortalidad cibernética y los cuerpos artificiales. Estas investigaciones tienen el potencial de hacerlos libres –al igual que a la mayoría de la población de nuestro planeta– de las enfermedades, la vejez e incluso la muerte”, escribió Itskov en la misiva dirigida a los mega magnates”.
No es broma, incluso este proyecto ya cuenta con la venia del Dalai Lama (por si a alguien le interesa) y está detalladamente proyectado en 4 fases:
La primera de ellas está pensada en desarrollar robots que puedan ser controlados por la mente –esto se vislumbra por ahí del 2020-, después de eso se planea crear un androide al que se le pueda trasplantar el cerebro humano, lo cual ya no llevará tantos años, tomando en cuenta que se habrá avanzado bastante con la primer fase.
La tercera etapa de este proyecto, es “un poco” más interesante, ya que establece la posibilidad de “echar” todo el contenido del cerebro humano en un robot, lo cual permitiría la vida eterna por medio de un cuerpo artificial, y ya por el año 2045 (de ahí el nombre del proyecto) la cuarta y última fase prevé reemplazar todo lo hecho con hologramas. Así es, seríamos como el Tupac de Coachella, sólo que con vida propia.
Lo malo es que –al parecer- esto sólo beneficia a los multimillonarios, aunque quién sabe igual y nos toca algo de este plan que suena un poco siniestro en palabras de su creador: “actualmente invierten en negocios que les darán más millones, pero también tienen la habilidad de financiar la extensión de sus propias vidas a la inmortalidad. Nuestra civilización ya está muy cerca de crear esta tecnología, no es una fantasía de la ciencia ficción. Está en su poder hacer que podamos alcanzar esta meta en el transcurso de sus vidas”.
Al final sólo le faltó el “mmajjjajaja”. Así que viéndolo bien no es tan buena idea, sólo imaginen tener para la eternidad a los más millonetas del mundo Forbes: Slim… ¡El Chapo!