Ucrania y Rusia tienen una historia —y qué historia— que aún no pueden cerrar como buenos ex a pesar del paso de los años. Y en este 2021, la tensión entre estas naciones ha seguido hasta llegar al punto del aumento de las tropas rusas en las fronteras.
De hecho, antes de cerrar 2021, Joe Biden y Vladimir Putin se reunieron en una cumbre virtual —el 7 de diciembre— para hablar cara a cara de lo que está sucediendo en las fronteras entre Ucrania, Rusia y Crimea donde han sido desplegados entre 70 y 94 mil soldados rusos.
¿Qué está pasando? ¿Por qué cada cierto tiempo nos topamos con notas sobre una crisis entre Rusia y Ucrania? ¿Qué tiene que ver Joe Biden aquí? Por acá les contamos en cinco puntos un asunto bien complejo y enraizado en problemas históricos.
La reunión entre Putin y Biden
Empecemos por la reunión —fue la segunda, la primera fue en junio— entre Putin y Biden, donde en corto el presidente de Estados Unidos se la cantó y dijo que el gabacho no se quedaría como espectador ante una invasión de Rusia a Ucrania.
Putin, por su parte, prometió que eso no pasaría aunque… lo que quiere Rusia es que la Unión Europea saque sus narices de Ucrania.
En medio de estas declaraciones está la sombra de las sanciones económicas que Estados Unidos levantaría sobre Rusia si el gobierno de Vladimir Putin da un paso en falso o hay un plot twist de los rusos contra Ucrania.
Crimea
Ahora sí, aquí parte de la raíz —de los tiempos modernos— del conflicto:
Crimea es una península peleada por Rusia y Ucrania desde antaño —con decirles que desde la época de la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas 1922-1991) y dos siglos antes, esta zona era disputada hasta por el Imperio Otomano.
Esta península cobra relevancia por ser estratégica —en el comercio y la política— entre los países que colindan con el Mar Negro y también tiene un buen de riqueza en recursos naturales así como la explotación del carbón, hierro o manganeso.
Un buen lugar para vivir si quitamos que Crimea ha sido la manzana de la discordia desde hace un buen de tiempo, ¿no?
Crimea formó parte de la URSS. De hecho, la República Socialista de Ucrania se quedó a cargo de la península hasta que desapareció la Unión Soviética.
En los 90, Crimea buscó ser reconocida como un estado independiente, que ni Rusia ni Ucrania incidieran en ella y más o menos lo logró con el estatus de República Autónoma.
¿Cuál fue el problema? Pues que este estatus era parcial, simbólico, porque una parte de Crimea seguía bajo el resguardo de Ucrania.
Además, mientras eso pasaba, la población rusa que habitaba en la península quería regresar… a Rusia. O sea, quería que el territorio regresara a manos de Rusia.
El referendo de 2014
Esto lo aprovechó el Kremlin y apoyó la presencia prorrusa en la península hasta que en 2014, tras el levantamiento de la ciudadanía ucraniana en contra del presidente Viktor Yanukóvich —un político afín a Vladimir Putin— estalló la tensión en Crimea.
Y allá se fueron a un referéndum que la reconoció como un estado totalmente independiente de Ucrania, pero aaaaaah, eso sí, adherido a Rusia.
Gracias a este referendo entraron el rublo, el sistema político y ejército ruso y hasta Vladimir Putin a Crimea.
Sin embargo, la cosa no se quedó aquí porque en Crimea siguieron viviendo ciudadanos ucranianos —digamos que la península se dividió hasta en ciudadanías— y Ucrania llamó a la zona que quedó bajo la influencia rusa como estados temporalmente ocupados.
Este conflicto ha dejado un saldo de alrededor de 14 mil personas muertas y pese a que hay un armisticio, la guerra no ha terminado. Ahí sigue, latente entre los enfrentamientos locales no sólo en Crimea sino en otras zonas que se han autoproclamado independientes de Ucrania.
Y así es como llegamos hasta 2021, año en el que el Kremlin aumentó el número de militares en las fronteras de Crimea y Rusia con Ucrania.
¿La razón?
Hay un buen, por AQUÍ el columnista de Sopitas.com Raúl Bravo nos explica que van desde la reafirmación de la presencia de Rusia en los países del Mar Negro o porque Ucrania le cortó a Crimea el abastecimiento de agua —cosa que le ha costado al Kremlin 23, ooo millones de dólares.
También está la teoría de que poner más militares rusos en las fronteras hará que Ucrania deje de hacerle ojitos a la OTAN y la Unión Europea o acelerar la separación oficial del Donbás (Dombás o Donbáss) de este país.
(Ojo, lo del Donbás es un conflicto aparte al de Crimea, aunque tienen varias similitudes. En aquella región, al este de Ucrania, las comunidades buscan su independencia, llegando hasta enfrentamientos armados y, por supuesto, en este conflicto tampoco han fallado los grupos prorrusos).
Aunque lo que es un hecho es que el despliegue de las tropas rusas —desde marzo de 2021— en la zona del Donbás, estado que se autoproclamó independiente en 2014 casi a la par de la región de Lugansk y que funciona como frontera, aceleró la tensión entre rusos y ucranianos.
¿Qué dice Ucrania?
Ucrania no forma parte de la Unión Europea, pero hay ciudadanos que así lo quieren —igual también hay gente proRusia en la región.
Y aunque no tenga nada formal con la Unión Europea, es el límite territorial entre Rusia y Occidente.
¿Y eso es importante porque…? Porque la hegemonía de Rusia en esta región de Euroasia está en juego, así como la de la UE —ya sea por rollos comerciales y hasta armamentistas.
Además, según Ucrania, Vladimir Putin está planeando algo más rudo para 2022 y no descarta una invasión mediante los grupos rebeldes prorrusos que andan por sus lares.
**Con información de France 24, BBC, el Consejo de la Unión Europea, Observatori Solidaritat y Global Affairs and Strategic Studies de la Universidad de Navarra.