El conflicto en el este de Europa sigue avanzando. Mientras la mesa de negociaciones muestra —o mostraba— avances prometedores, las sanciones económicas ponen a todos con los pelos de punta y los ojos internaciones siguen atentos, sucedió algo inesperado. Según denuncias oficiales del Kremlin, Ucrania bombardeó territorio de Rusia.
En el ataque, aseguran, se incendiaron depósitos de petróleo en la ciudad fronteriza de Bélgorod.
Bélgorod se ubica apenas a 40 kilómetros de la frontera con Ucrania y las autoridades de Rusia denuncian que helicópteros de las fuerzas auriazules entraron a su espacio aéreo para llevar a cabo el bombardeo.
De acuerdo con la Agencia de Información Telegráfica de Rusia (TASS) fueron casi 3 mil kilómetros de área dañada después del bombardeo. Las explosiones se presentaron en depósitos de petróleo que, además, provocaron fugas de combustible que ponen en riesgo la zona. Líneas de energía eléctrica, transformadores y otras aéreas de producción en la ciudad de Bélgorod se encuentran dañadas.
Afortunadamente no reportan fallecimientos y solo algunos trabajadores de la zona se encuentran heridos.
La cosa es que este ataque denunciado por Rusia podría frenar cualquier tipo de avance en las discusiones de paz con Ucrania. “Absolutamente”, decía Dmitry Peskov, vocero del Kremlin, cuando le preguntaron si esto era una “escalada armada al conflicto”.
En esa misma entrevista, breve —no más de unos cuantos párrafos en los medios oficiales de Rusia— confirmó que las condiciones para las pláticas de paz se complicaron bastante con el ataque a los depósitos de petróleo. “Todo lo que creemos apropiado de decir, lo hemos dicho en nuestros mensajes. La operación especial en Ucrania continúa”, sentenció.
La guerra, conflicto armado, operación especial o como le quieran decir que Rusia inició en territorio de Ucrania lleva cerca de cinco semanas. Según fuentes de la ONU ha provocado más de mil muertes civiles y ha provocado que 4 millones de personas abandonen sus hogares.