Aunque seguramente llevó tanga roja para la suerte, en estos últimos días del año el sistema penal no le sonrió a Rosario Robles. Chayito se tendrá que quedar con las ganas de atragantarse de uvas y tendrá que recibir el 2022 desde Santa Martha Acatitla.
Esta es la enésima vez que batean a la exfuncionaria en su intento por librarse de la prisión preventiva que la tiene atorada.
En esta ocasión, Rosario Robles buscaba conseguir la posibilidad de una prisión domiciliaria para continuar el proceso penal desde su casa. Sin embargo, un juez federal determinó que no había suficientes motivos para concedérselo.
Durante la misma audiencia en el Reclusorio Sur —que la política nacional esperaba como un momento clave en el futuro de la acusada—, terminaron también por declarar que seguía existiendo el riesgo de fugarse y por ende, la prisión preventiva que ha cumplido desde hace dos años era justificada.
Y ya siguiendo con la bateada, pues también dijeron que su estado de salud no ameritaba la libertad.
Al final del día, todo este rollo legal significa que Rosario Robles seguirá presa en el penal de Santa Martha Acatitla y es la cuarta ocasión en la que intenta alegar que la prisión preventiva no es la medida correcta en lo que espera un juicio que nomás no llega.
Tampoco tiene una sentencia de culpable.
En fin, empieza el 2022 y la antigua funcionaria del gobierno de Peña Nieto y antigua jefa de gobierno de la Ciudad de México sigue atoradísima por un caso famoso: el presunto desvío de millones de pesos en la llamada Estafa Maestra y su presunta responsabilidad en un delito que se llama “ejercicio indebido del servicio público”.
Siguiendo con la tradición de los últimos dos años, esta es una decisión que hace a medio México decir: “sí preocúpate, Rosario”.