Sabemos que la libertad de expresión en algunas partes del mundo es sólo letra sobre papel. También que el ejercicio periodístico en nuestro país es considerado como de alto riesgo por organizaciones internacionales. Pero simplemente hay casos que no sabemos si reír o llorar de lo ilógicos y cínicos que son.
Claro ejemplo es el que sucede en el país asiático de Sri Lanka, en el que el ministro de Relaciones Públicas, Mervyn Silva (en imagen), ha hecho una clara advertencia a los periodistas y activistas de derechos humanos críticos con la actuación del Ejército al final de la guerra civil en el país: “Romperé los huesos de todos esos periodistas en público si se atreven a poner un pie en este país”.
Estas palabras tuvieron lugar sólo un día después de que el Comité de Derechos Humanos de la ONU aprobara una resolución que pide al gobierno de Sri Lanka una investigación sobre los crímenes de guerra cometidos en el final de la mencionada guerra.
Sunanda Deshapriya, Nimalka Fernando y Pakiasothy Saravanamuttu, -los periodistas amenazados- habían hecho campaña a favor de la resolución de la ONU, la cual fue apoyada por Estados Unidos y criticada por el gobierno ceilanés.
Además del brutal aviso, el ministro Silva reconoció que hace dos años fue el responsable de expulsar al periodista y jefe del grupo Movimiento Medios Libre, Poddala Jayantha, quien tuvo que abandonar el país tras recibir sanguinarias agresiones físicas, según la prensa local, y se cree que se encuentra exiliado en Estados Unidos.
Por último, el portavoz de la policía ceilanesa, Ajith Rohana, ha asegurado desde Colombo –ciudad de aquel país- que se estudiarán las declaraciones del ministro y también de las personas supuestamente amenazadas, para analizar si existe algún delito que perseguir.