En Reino Unido —y en varios países de Europa— acaba de surgir una polémica en torno a la edición o reescritura de los libros de Roald Dahl, a quien seguro lo topan por títulos como ‘Charlie y la Fábrica de Chocolates’, ‘Matilda’, ‘Las Brujas’ o ‘Los Gremlins’.
Sí, literatura dedicada para niños, niñas, adolescentes y adultos que ha marcado a un buen número de generaciones desde la década de los años 40 (del siglo XX) en Europa y Estados Unidos y que en pleno siglo XXI está en el ojo del huracán. ¿La razón?
La polémica por la edición de los libros de Roald Dahl
En un esfuerzo por ser más incluyentes, la editorial Puffin Books decidió trabajar con la empresa Inclusive Minds (Mentes Inclusivas) para echarle un buen ojo a las obras de Roald Dahl y cambiar cualquier contenido que podía resultar ofensivo para la banda lectora.
(Recordemos que Dahl escribió su primera obra hace 80 años y, bueno, las cosas eran distintas, las dinámicas, el lenguaje y la forma en que la sociedad se refería a los otros era distinto a lo que hoy en día vivimos).
Total que el resultado de este esfuerzo no le gustó a muchas personas —es más el mismo Salman Rushdie (escritor, ensayista y autor de ‘Los versos satánicos’) acusó que esta chaineada o la edición de estos libros era nada más y nada menos que censura.
Pues, ¿qué cambiaron?
Esta polémica edición incluye el cambio de los “hombres nube” a la “gente nube” en la historia de ‘James y el durazno gigante’ o descripciones en otras obras como ‘Los cretinos’, donde la señora Twit —uno de los personajes de la historia— dejó de ser “fea y bestial”, para quedarse sólo con la descripción de “bestial”.
Es decir, los cambios en las obras de Roald Dahl se volaron todas las palabras y conceptos que resultaban ofensivos a ojos de los expertos —y por ahí terminaron sustituyendo la palabra “gordo” por “enorme” al referirse a los Oompa Loompas, por ejemplo.
Así que va de nuevo: los cambios hechos a la obra de Dahl fueron por conceptos y palabras relacionadas con el género, la violencia, la salud mental e incluso el peso en un intento para que las historias fueran respetuosas con las nuevas generaciones de lectores.
Las reacciones
A muchos no les latieron estos cambios, principalmente por dos razones. La primera tiene que ver con el hecho de que Roald Dahl no puede opinar sobre esta reescritura porque murió en 1990.
Y la segunda es que con esta edición, dice un grupo de especialistas, se pierde parte de la esencia contextual de las historias de Dahl.
Tanto The Guardian como El País citaron a especialistas en Literatura y Letras. En el primer caso, The Guardian recordó las palabras del escritor Philip Pullman, quien dijo que la gente debería acercarse a nuevas obras y mejores autores que Dahl.
Por otro lado, entrevistada por El País, la profesora titular de Literatura Infantil y Educación Literaria (de la Universidad Complutense) Begoña Regueiro consideró que estos cambios están de más y, de alguna manera, perjudican a la capacidad de comprensión y reflexión de niñas y niños.
El despapaye en Twitter
Y como toooodas las polémicas, la reescritura de los libros de Dahl llegó a Twitter.
Ahí, el escritor Salman Rushdie se quejó de la editorial y de la encargada de preservar la obra del autor británico The Roald Dahl Story Company —que, dicho sea de paso, no tiene los derechos de los libros porque ahora están en manos de Netflix, aunque esta empresa de streaming ya se desmarcó de todo este despapaye dado a conocer por el Daily Telegraph.
Algo que Rushdie sumó a la conversación es que no se habla de un tema de censura así nada más y mencionó que aún con las marcadas “inclinaciones racistas” del autor —es que ustedes deben saber que incluso la familia de Dahl se disculpó por las declaraciones antisemitas hechas por él a lo largo de su vida—, estos cambios resultaban “absurdos”.
Hay quienes, por otra parte, opinan que con un buen prólogo se puede explicar qué onda con Dahl y el lenguaje de sus obras, en vez de modificar los libros.
¿Ustedes qué opinan? No es la primera vez que una polémica más o menos del estilo surge. Por ejemplo, en 2020 en Estados Unidos —durante las protestas del Black Lives Matter— varios pedían cancelar a Lo que el viento se llevó por el contexto de racismo en que se desarrollaba la película.
Pero ACÁ el buen Spike Lee explicó por qué es importante ver esta película y entenderla, en su contexto, más allá de cancelarla.