Ya se ha dicho con todas sus letras. En estos tiempos en que las redes sociales juegan un papel clave para todos los aspectos de la vida, cuando alguien desaparece, es asesinado o sufre de cualquier tipo de violencia, probablemente el camino viable para que el caso sea atendido por las autoridades es la mediatización del mismo.

Es decir, si el caso no se hace viral en redes sociales, si no surge un hashtag, si no hay manifestaciones, si no se bloquean vialidades, si no se ejerce presión de manera masiva, hay una alta probabilidad de todo quede en cifras, en peticiones de justicia y en promesas no cumplidas.

Foto: @udg_oficial

Pero en este camino por la búsqueda de “justicia”, en una buena parte de los casos, las víctimas directas e indirectas tienen que enfrentarse al hecho que vivieron una y otra vez, en manos del Estado, de la cobertura de los medios de comunicación, de las redes sociales, etc.

Vámonos por partes…

¿Qué es la revictimización?

Primero lo primero. La victimización es el primer acto en donde se comete el delito o la violencia, es decir, cuando una persona es agredida. A muy grandes rasgos, en este punto se identifican dos partes: la o las víctimas, así como la persona que agrede o comete el delito.

Entonces, desde el momento del hecho, la víctima ya sufre de daños físicos, monetarios, psicológicos, etc. 

Sin embargo, la victimización secundaria o revictimización se da cuando la víctima o víctimas se enfrentan a otro tipo de daños en el proceso de acceso a la justicia causados por funcionarios, familiares, medios de comunicación, redes sociales, etc.

Para empezar, todas las víctimas tienen derecho a acceder a la justicia. Si esto no ocurre, se revictimiza.

La Coordinación para la Igualdad de Género de la UNAM explica que revictimizar es una acción u omisión que genera un maltrato físico, psicológico o económico a las víctimas o testigos en el proceso de acceso a la justicia. Cuando se les culpa de lo ocurrido, se pone en duda su testimonio, se difunden sus identidades, se utiliza lenguaje inapropiado, se destinan espacios inadecuados para la denuncia, se omite proveer apoyo legal y psicológico.

Foto: Cenit Psicólogos Moratalaz

Pero el camino minado para hacer una denuncia en un Ministerio Público, la falta de empatía en las investigaciones, las miles de irregularidades en los procesos de actuación, la falta de perspectiva de género en el caso de las mujeres en todos los niveles; no son los únicos factores revictimizantes.

Cuando se hace viral y mediático un caso —por ejemplo un feminicidio— la cobertura en los medios de comunicación puede ser revictimizante, tanto para la víctima directa como las víctimas indirectas.

Y ejemplos tenemos miles. Durante la investigación “alguien” filtra videos o fotografías que son primicia en los medios de comunicación y se replican en redes sociales por todos lados. El o la gober sale a decir que es probable que la víctima se haya ido con el novio o se haya ausentado de manera voluntaria. Aparecen videos de la víctima comprando alcohol o se insinúa que consumía drogas, se habla de suicidios, se cuestiona su entorno social, la manera en que vestía. Se cuestiona y se publica absolutamente todo.

En ese punto son las redes sociales y los medios quienes deciden lo que es relavante y lo que no en el caso. Actúan como jueces y se rompe la cadena de custodia.

El artículo 7 de la Ley General de Víctimas establece que, entre otras cosas, las víctimas tienen que ser tratadas con humanidad y respeto de su dignidad y sus derechos humanos por parte de los servidores públicos.

El artículo 40 de esta misma ley refiere que toda la información y actividad administrativa o jurisdiccional relacionada con el ámbito de protección de las personas debe ser reservada para los fines de la investigación o del proceso respectivo.

Todo lo anterior, tanto en homicidios de mujeres y hombres, tiene que ver con la revictimización o segunda victimización.

La cadena de custodia

Recientemente la organización Impunidad Cero publicó un hilo en Twitter sobre la cadena de custodia en una carpeta de investigación, por ejemplo, en el caso de la desaparición de Debanhi Escobar en Nuevo León.

Más allá de los videos que han sido mostrados por la Fiscalía, algunos medios de comunicación obtuvieron y publicaron otros videos de cámaras de seguridad que son parte de la investigación, pero con el pretexto de “detallar” la ruta que siguió la joven antes de desaparecer.

¿Sirve de algo que aparezcan en la televisión o en redes sociales? ¿Aportan algo a la investigación o solo crean un espectáculo de la violencia?

Impunidad Cero explica que todos los elementos probatorios de un caso, como mensajes, llamadas, fotos, videos y demás, forman parte de una carpeta de investigación y deben ser cuidados mediante la cadena de custodia. 

Si este mecanismo de cuidado de las evidencias se rompe, las pruebas podrían no ser admitidas en un juicio porque ya no hay garantía de que no fueron manipuladas. 

Cuando se anuncia información de última hora y aparece un video, mensaje o cualquier tipo de contenido filtrado sobre la investigación, no solo se pone en riesgo la admisión de esa prueba en un juicio, sino que deja el mensaje de que las autoridades no están teniendo cuidado con la cadena de custodia, además de revictimizar y criminalizar a la víctima. 

Y si juntamos todo lo anterior, lo que se sabe que pasa con las víctimas cuando intentan recorrer el camino a la justicia, entonces el proceso de denuncia se detiene.

Víctimas y denuncias

De acuerdo con la ENVIPE del INEGI, durante 2020 el 28.4 % de los hogares en México tuvo al menos una víctima de delito. 

En ese mismo año, se denunció solo el 10.1 % de los delitos y de ellos, el Ministerio Público inició una carpeta de investigación en 66.9 % de los casos. 

Es decir, en 2020 se denunció e inició una carpeta de investigación en el 6.7 % del total de delitos. Para dimensionar, en el 93.3% de delitos no llegó al MP o no se inicíó una carpeta de investigación.

Ahora, en el 48.4 % de los casos en los que se inició una carpeta de investigación no pasó nada o no se continúo con la investigación. 

Entre las razones de las víctimas para no denunciar ante las autoridades destacan la pérdida de tiempo (con un 33.9 %), así como desconfianza en la autoridad (14.2 %). 

Las víctimas se enfrentan a una revictimización desde el momento en que intentan denunciar la victimización ante el Ministerio Público. Y si hablamos de los niveles de impunidad el asunto se pone todavía peor.

Un informe de México Evalúa, publicado en octubre de 2021, muestra que durante el 2020, el 94.8% de los delitos se queda sin ningún tipo de solución. No garantizar el acceso a la justicia a las víctimas también es un asunto revictimizante.

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Yo soy Gabriela Espinosa, pero díganme Gaby, si no siento que me regañan. Trabajo como reportera y redactora en Sopitas.com desde 2018 y desde entonces me enfoqué, en su mayoría, en hard news. En diciembre...

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