No leyeron mal, pues según el Universal, hay revendedores a las afueras de la estación Observatorio quienes, aprovechando que hay filas kilométricas en las taquillas, revenden los preciados boletos a 7 pesos. Como diría mi agüelita: «para que veas a lo que nos enfrentamos».
Después de las 6 de la tarde, los vendedores aumentan la oferta de productos que ofrecen y comienzan a vender, además del bonito juguetito chino de «novedá», boletos del metro.
Claro, los vendedores ofrecen sus servicios como una labor para ayudar a los usuarios, pues dicen que lo hacen para que «no hagan fila», así ahorran tiempo y, suponemos, también evitan desarrollar las espantosas y terribles várices, por estar tanto tiempo de pie formados.
Según testimonios de los mismos revendedores, son los domingos por las tardes cuando hay más demanda.
Los boletos son ofrecidos al grito de:
«¡Un boleto del metro para que no te formes!»
Así es, a grito pelado, sin contraseñas, gestos consensuados, intercambio de dinero en lo oscurito, señas secretas, ¡nada!… el mundo dejó de ser interesante.
Esperemos que esto de pagar 7 pesos para entrar más rápido no le dé una idea equivocada a los funcionarios y propongan un boleto tipo «fast pass» más caro, ya, de por sí, nos sentimos discriminados en los parques de diversiones, no podríamos soportar vivir algo así en el metro *recuerda toda las veces que tuvo que esperar cinco horas para subir a un juego que duraba 30 segundos…y llora un poquito*.
¡En fin! La cosa es que los boletitos dicen en la parte de atrás que está prohibida su reventa, y eso lo saben tanto los revendedores como los usuarios (en serio, no hay manera de no leer ese letrero).
¿Qué deberían los funcionarios del metro y las delegaciones?
Para empezar (y sin querer ser mala onda), replegar a los vendedores, a partir del 2011 el Gobierno Federal determinó que los accesos a las estaciones del STC deben estar despejadas en un radio de 25 metros por razones de seguridad y protección civil (cosa que no pasa en Observatorio…. o Tacubaya).
Además, si hay horarios en los que las filas son tan increíblemente enormes ¿no debería comenzar a contemplarlos el STC y abrir a esas horas más taquillas? (en observatorio, si mal no recuerdo, hay como cuatro..creo, ya me corregirán los lectores en los comentarios…siempre lo hacen *llora otro poquito*).
Si hay gente dispuesta a pagar 7 pesos ¿no nos habla de un problema con el tiempo de espera en las filas en el Metro?
Abrir más taquillas en horas pico, poner máquinas para cargar la tarjeta para los que la tengan, además de sincronizar bien los trenes para que no se junte tanta gente (eso podría aplicar en el metrobús también) podría ayudar a dar un mejor servicio, justificar el alza del metro y a hacer que los ciudadanos no seamos tan infelices (y tengamos ganas de asesinarnos entre nosotros) en la calle a esas horas del día.
Al final del día el problema tal vez sea el sindicato. Por ejemplo, nos viene a la mente el sindicato de cierta universidad que estaba en contra de poner máquinas de autoprestamo en la biblioteca por cosas como que el trabajador se convertiría en algo obsoleto y que impedía el servicio personalizado…. la cosa es que al final del día se impidió que se hiciera más eficiente un servicio por resguardar una labor. Sólo esperemos que en le caso del metro no esté pasando lo mismo.