Blonde Redhead regresó a la ciudad, y qué bueno que una vez más tuvimos la oportunidad de ver en vivo a los gemelos Pace y a la señorita Makino, de presencia tan frágil y etérea como su voz.
Antes de entrar al concierto platiqué con un amigo que entrevistó a Kazu horas previas al show, y entre lo que hablaron, me contó que pudieron platicar sobre el nuevo disco de My Bloody Valentine (que cancelaron en México “por cuestiones de logística”, esa que si nadie compra boletos, lógicamente cancelan el evento) y cuando le preguntaron ¿por qué creía que habían tardado tanto en sacar el mbv? la respuesta de Kazu se basaba en la idea de que a las cosas que verdaderamente amas, son a las que más paciencia les tienes, porque necesitan todo ese tiempo para lograrse de la manera más perfecta.
PUM, bonito preámbulo para ver a una de las bandas que más suspiros y escalofríos me han causado en los últimos años. El Plaza se veía decentemente aforado, es una pena llegar a ese lugar tan bonito para conciertos y toparte con huecos enormes, la pista semi vacía y que una banda tan buena esté por presentarse, qué bien que ahora no pasó.
Empezaron directo, no hubo antes un buenas noches o algo, pero el saludo con Falling Man fue suficiente para comenzar la conexión con Blonde Redhead. Para quienes querían disfrutar la noche, el setlist estaba puestísimo, la segunda fue “Dr. Strangeluv”, la soltaron así nomás, sin darnos colchoncito previo, pero sí a Kazu digiriendo la cantidad de gente que estaba a sus pies, bailando con los ojos cerrados para esas personas que gritaron y aplaudieron al verla llegar vestida de blanco y reflejando una pureza incomparable.
No es exageración, lo confirmo al escuchar a mi acompañante (que no había logrado verlos en alguna de sus visitas anteriores) repetir durante toda la noche en distintas ocasiones la frase “es un ángel, no es real, su voz, vela… es un ángel”, sin importar si está detrás de los teclados y sintes, con un instrumento colgado o agachada en el suelo maniobrando pedales y algo que tal vez era un theremin pero la verdad jamás alcancé a ver dado mi estatura promedio y lo cabezones que están siempre los de la fila de enfrente.
Amedeo al micrófono, canciones esperadas y muy aplaudidas, siempre.
Esta vez fueron “Spring and by summer fall” y “SW”, una de las que más coreó la gente, tal vez una de la que más le pega a los, al parecer, azotados fans de Blonde Redhead (así nacimos, ¿y qué?)
Por cierto, gracias por tocar “Messenger”, joya vieja y que pocas veces podemos escuchar en vivo.
La combinación de ambientes que estaba logrando Blonde Redhead esa noche, puede que no sea comparable con su casi perfecta presentación en el Teatro de la Ciudad, pero lograba esa conexión exacta que los hace tan indispensables en la vida de quienes somos fans, porque no es un grupo al que vayas a ver con tus amigos y volteés cantando abrazado con ellos todas las canciones, no.
Con BR escuchas lo que hay dentro de ti, las canciones que tienen esa línea que te estruja el corazón y por unos segundos te hace sentir en el lugar más sombrío de todos, el dolor o amor del alma.
Kazu dijo en una entrevista hace unos años, que hay veces en las que no siente esa conexión con la realidad, que sabe que está aquí pero le es difícil sentirse despierta y activa en esta dimensión, por eso ama hacer música, es con ella con la que crea esa chispa que la hace confirmar y sentir que está viva, y tal vez eso mismo transmite en sus presentaciones en vivo, y por eso todos estamos hipnotizados con su voz en diferentes loops, y con lo sutil y bello que es todo lo que canta.
No por nada la mitad de El Plaza estaba con una mano en el corazón y lagrimita a punto de salir, o puño y ojos apretados cuando sonó “Love or Prision”.
El momento más épico de la noche, fue cuando tocaron “Melody of Certain Three”, además de ser una favorita, tuvo la energía suficiente para sacudirnos el cerebro y volverse un ruidoso monstruo que respiraba al ritmo de la guitarra de Amedeo, quien la rasgaba como si tuviera que prenderla en fuego usando solo la fricción de su plumilla y las cuerdas, mientras el corazón de este ente de sonido creado por la canción, latía como la batería de Simone, que por cierto, se ve impecable tras los tambores todo el concierto.
Así decidieron despedirse de un publico que no se cansa de verlos, que conectan tanto con su música que les perdonan esos casi imperceptibles errores de sincronización y audio que hubo durante el show, y aunque ya habían sonado “23”, “Not Getting There” y “Here Sometimes”, saben que no pueden irse sin dar el último jalón al setlist.
Regresan con “Silently”, que Kazu dedica a su amiga Jane, y se despiden con “Equus”.
Las pocas veces que interactuaron con el publico, se veían conmovidos por la siempre buena respuesta de éste; se notó cuando en su camino de salida del escenario, se detuvo a mandar besos y saludar a la mayor cantidad de personas posibles antes de salir. Fácil mandó unos 30 besos y abría sus rasgados ojos lo más que podía, o lo suficiente para ver que le brillaban al igual que la sonrisa que no podía ocultar. Kazu, Simone y Amedeo estaban felices de lo que había pasado esta noche y nosotros, por supuesto, también.
No volvieron a tocar Black Guitar, así que esa deuda sigue quedando pendiente; pero así es Blonde Redhead, siempre te deja una espinita en el corazón para que quieras más y recordemos que Kazu dijo que las cosas que más amas, son a las que más paciencia se les tiene.
SETLIST
Falling Man
Dr. StrangeLuv
Spring And By Summer Fall
Not Getting There
Here Sometimes
Messenger
Love or Prision
SW
In Particular
23
Melody Of Certain Three
Silently
Equus
Reseña: Melissa Moncada @missflirt
Fotos: Diego Figueroa @halofive