Después de 17 años y 9 juegos, cualquier franquicia se debilita, y “Tomb Raider” no es la excepción. En sus inicios, para el venerable PlayStation, Lara Croft representó algo más que un sex symbol. Se consolidó como un ícono de la nueva generación de videojuegos, en la cual un mundo tridimensional servía como el trasfondo para una narrativa envolvente y una experiencia cinemática.
Al pasar de los años y las consolas más potentes, las fortalezas de “Tomb Raider” se convirtieron en un ejercicio repetitivo y sus debilidades se hicieron cada vez más notorias. Para romper el ciclo, Eidos, compañía creadora del juego y que ahora pertenece al gigante japonés Square-Enix, encomendó al estudio Crystal Dynamics con la tarea de renovar la serie.
¡Y vaya que lo lograron! “Tomb Raider” es algo completamente nuevo, con una historia de origen para Lara y muchas mecánicas replanteadas para atraer a gamers diferentes, quizá pensando en aquellos que nunca jugaron los anteriores y en sorprender a los que hemos jugado todos.
Todo empieza con una joven Lara, quien se embarca en un viaje arqueológico a una cadena de islas denominada “Triángulo Diamante” (nadie dijo que la renovación no incluyera clichés). Su embarcación naufraga y ella queda separada del resto de sobrevivientes, lo que la obliga a averiguar los secretos del territorio y enfrentarse a diversas situaciones para sobrevivir. Desde cazar animales y pasar por los tradicionales puzzles de la serie, todo se va dando naturalmente, y con un hilo conductor que lleva a Lara de inocente entusiasta a madura aventurera.
Aunque las primeras horas están plagadas de escenas cinemáticas predefinidas, están diseñadas para irnos involucrando en el crecimiento y aprendizaje del personaje, cuyo arsenal de movimientos y equipo se ponen a prueba en un nivel brutal donde se debe reaccionar rápido y pensar ágilmente para salir adelante.
Sin embargo, las escenas y la narrativa que da forma al personaje y su historia, pronto dan paso a la imagen tradicional que tenemos de Lara, una máquina capaz de asesinar gente y tomar reliquias para después enfrentar los peligros que esto implique. Afortunadamente, para el momento en el que la historia cae en los convencionalismos aburridos del género, el jugador ya está completamente enganchado con un control preciso y un balance ideal de acción, plataforma y puzzle.
Se debe resaltar el punto del control. Justo algo de lo que muchos nos quejamos en los juegos antiguos era esa sensación de mover al personaje en una cuadrilla tridimensional con una reacción sumamente lenta. Ahora cada movimiento es sumamente fluido, y más que natural, es útil y funcional para el gameplay. Para darles una idea, podemos equipararlo a los “Prince of Persia” o el más reciente “Assassin’s Creed”, pero incluso con más control al ejecutar saltos y cambiar de dirección justo antes de caer. Esto resulta en un verdadero placer al ejecutar combinaciones complejas entre secuencias de disparos y de plataforma.
El juego en sí, sin ser un mundo abierto, también brinda la libertad de explorar grandes escenarios en busca de recompensas. Aunque se puede transitar rápidamente entre objetivos y concluir la aventura principal en unas 8 horas, lo mejor es explorar arduamente para obtener todos los power-ups y upgrades del equipo de Lara. También en esto se ve claramente el balance del juego en cuanto a escalamiento de habilidades, pues hay algunas zonas inaccesibles hasta obtener cierto aditamento o desbloquear alguna habilidad.
En cuanto a combate, se enfatiza la libertad de ejecutar una secuencia de manera sigilosa o lo más violentamente posible. Cada encuentro con un grupo de enemigos se debe plantear como un puzzle y elegir la mejor manera de resolverlo.
Si hay alguna queja con este nuevo “Tomb Raider” es que la trama incurre en algunos elementos sobrenaturales que le restan al realismo que inicialmente se plantea. Aunque lo más interesante se va desenvolviendo en entradas de diario, reliquias enterradas y observaciones verbales que hace Lara a lo largo del juego, es probable que pocos tengan la paciencia para disfrutar de esto.
En conclusión, “Tomb Raider” es más que un regreso a la forma original de la saga, es un rediseño total que une la fuerza de un concepto muy bien planteado con la presencia de un ícono y lo plasma en un desarrollo maduro por parte de un equipo que ha alcanzado la excelencia en esta generación de consolas y nos da unas pistas de qué esperar de la siguiente. También, y sin temor a equivocarnos, recupera la corona del género y deja atrás la sombra de “Uncharted” y la muy mala última película de Indiana Jones.
Recomendado para todos los fans de los juegos de acción y aventura en tercera persona. Sin duda, de lo mejor de este 2013.