Si bien fue un milagro encontrar con vida a los 12 niños atrapados en una cueva de Tailandia, parece que no fue suficiente. Su rescate será más difícil de lo que se pensaba. Por el momento, este proceso ya reporta una muerte, la de uno de los rescatistas.
De acuerdo con distintos medios internacionales, un buzo que participaba en las labores de recate de los 12 niños atrapados en una cueva en Tailandia, murió por falta de oxígeno, informaron las autoridades este viernes.
Según informó el comandante de la unidad de élite SEAL de Tailandia, Arpakorn Yookongkaew, el rescatista era un miembro retirado de la unidad y laboraba como voluntario. Murió mientras participaba en una misión nocturna, consistente en la colocación de tanques de oxígeno a lo largo de la posible ruta por la que se pretende sacar a los niños y su entrenador que desde hace varios días se encuentran atrapados.
No se conocen muchos detalles de la muerte del rescatista identificado como Samarn Poonan, de 38 años y exmiembro de la unidad SEAL de Tailandia. Según los reportes, mientras laboraba en el proceso de rescate, “perdió el conocimiento en el camino de vuelta, su compañero de buceo intentó ayudarle y llevarlo”; sin embargo, sucumbió ante la falta de oxígeno. Intentaron rehabilitarlo, fue llevado a un hospital, donde finalmente murió.
“Aunque hayamos perdido a un hombre, seguimos teniendo fe en nuestra misión”, aseguró el oficial tailandés.
Recordemos que se trabaja en el plan para rescatar a 12 niños pertenecientes a un equipo de fútbol que se encuentran, junto con su entrenador, atrapados en una cueva desde el pasado 23 de junio. “Nunca habíamos experimentado esto, pero esta es una misión que tenemos que hacer. No podemos esperar porque es urgente”, agregó el oficial.
De acuerdo con The New York Times, en el rescate de los niños trabajan cerca de 110 buzos del equipo SEAL tailandés. Para tener una idea de la dificultad del rescate, se ha explicado que un buzo experimentado necesita 11 horas para hacer un viaje de ida y vuelta hasta donde se encuentran los niños. EL camino es angosto e incluye varios tramos bajo del agua. Por ahora, se trabaja en bombear la mayor cantidad de agua posible de la cueva. Se trabaja a marchas forzadas, antes de que regresen las lluvias. Una vez disminuyendo el nivel del agua, con ayuda de bombas, se espera que los niños tengan que bucear el mínimo de tiempo.
Tan arriesgado es la idea de hacer que los niños buceen (sobre todo porque algunos ni siquiera saben nadar), que una de las opciones para su rescate es esperar a que termine la temporada de lluvias y, así, baje el nivel de las aguas… sin embargo, para aplicar esta opción habría que esperar varios meses. Otra alternativa sería la de perforar la cueva.