“Yo soy Rodrigo Heredia Chía, me conocen como Dragón”, nos dice a la cámara. Si el nombre —o el apodo— no les suena, no se preocupen. Lo que seguro conocen es su rostro, unos videos que subió a su cuenta de Facebook y lo que vivió en uno de los momentos más emotivos que se han visto en nuestro país. Rodrigo fue uno de los rescatistas voluntarios durante el derrumbe de Álvaro Obregón 286 en el sismo del 19S.

Y estuvo presente en el instante en que rescataron con vida a Paulina, Lucía e Isaac de los escombros.

Foto: Cortesía de Rodrigo Heredia

“Uno no cree que se va a volver viral”, recuerda Rodrigo desde su taller de motocicletas en la Ciudad de México. “Tomé videos para compartírselo a mi círculo cercano. Los publiqué cuando tuve señal y cuando bajé de la estructura vi gente que me abrazaba llorando, que me daba las gracias y yo no entendía”.

Su video y su publicación en Facebook ha sido reproducida en más de 12 millones de pantallas.

Habían pasado 36 horas desde el sismo del 19S, la tragedia humana nos rodeaba, los daños materiales se veían en cada esquina y por supuesto, las buenas noticias llegaban a cuenta gotas.

Foto: Cortesía de Rodrigo Heredia

Y en ese instante —cuando los ánimos estaban por los suelos— se apareció la grabación de Rodrigo hasta nuestros celulares. En la cima de los escombros del edificio de Álvaro Obregón 286, rodeados de rescatistas, vimos cómo subían en una cuerda, sana y salva, a Paulina.

Aplausos, emociones y la promesa de una cena que quedó marcada en los corazones de todo México.

“Estar en contacto con la sobrevivencia es una experiencia que no se olvida”, cuenta Rodrigo y justo, inspirado en ese momento, su vida ha cambiado para siempre. A cuatro años del 19S, se ha profesionalizado como rescatista —y ha pronunciado su activismo.

A cinco años del 19S

Rodrigo, contador, estaba en una oficina del Condesa cuando llegó el sismo del 19S.

Estaba haciendo unos trámites de telefonía —se imaginarán las filas— cuando tuvo que sacar a relucir todo su conocimiento pasado. “En algún momento practiqué rapel, trabajé en aviación, viví en Haití, en Venezuela y tenía ciertos conocimientos de los primeros auxilios”, cuenta.

Después de revisar que su familia estuviera a salvo, agarró sus herramientas y se presentó en Álvaro Obregón 286 con las ganas de ayudar. “Había mares de buena voluntad descarrilada”, recuerda en la cámara, entre risas nostálgicas. “Todos queríamos ayudar y nadie sabía cómo”. 

Foto: Cortesía de Rodrigo Heredia

Y justo, sobre el conocimiento —y cómo aprovecharlo— durante algunas tragedias, se quedó una espinita en la que ha seguido trabajando.

“Ahora ya soy rescatista”, cuenta. “He tomado cursos de rescate en alturas, me he profesionalizado al respecto. Ya formo parte los Topos Azteca, tengo mi overol. Soy buzo certificado. No basta ser nomás un buen voluntario. Qué mejor que estar preparado”. 

Sobre el rescate que lo hizo viral, Rodrigo recuerda que todavía mantiene su amistad con Paulina.

Además, nos cuenta que aquella cena, con la que bromeaban al recibir la primera bocanada de aire fresco fuera de los escombros en Álvaro Obregón 286 sí se cumplió y hasta los acompañaron decenas de rescatistas más.

Foto: Cortesía de Rodrigo Heredia

A cinco años del 19S, Rodrigo tiene en su piel los recuerdos del sismo —un tatuaje con el puño en alto que simbolizaba el silencio mientras buscaban sobrevivientes— pero también encontró una misión.

“Seguir luchando y seguir inspirando a otros. No porque yo sea un ejemplo, pero necesitas de una buena acción para que cualquier otra personas pueda replicarla. Tenemos que hacer las cosas hasta que la dignidad se haga costumbre”, comenta Rodrigo.

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Soy Max Carranza y me he pasado la vida rodeado de memes, cultura digital y bastantes horas frente a las pantallas. En el camino me encontré la pasión por abordar los temas sociales más urgentes e intentar...

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