Una de las principales promesas de Andrés Manuel López Obrador, probablemente una de las que lo llevó a ganar la presidencia, fue resolver el caso Ayotzinapa que había quedado en una “verdad histórica” en el sexenio anterior.

Pero un reportaje de The New York Times reveló que las prisas por resolver el caso antes de acabar su gobierno llevaron a que se debilitara la investigación. Y aún sin hablar de la respuesta del presidente, ya nos la podemos imaginar.

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Foto: Cuartoscuro

Una nueva verdad apresurada

Poco después de llegar a la presidencia, AMLO decretó una comisión de la verdad que se iba a encargar solo de investigar este caso. El encargado fue Alejandro Encinas, quien es subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración.

Empezaron las reuniones recurrentes con las familias de los normalistas y nombraron a un fiscal especial para la investigación: Omar Gómez Trejo.

Pero luego de que transcurrieron tres años sin muchos otros avances significativos, López Obrador empezó a ponerse ansioso“, se lee en el reportaje.

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Foto: Presidencia.

Y ahí comenzó la prisa por ya dar resultados. El propio Encinas explicó que el presidente lo presionó para ya dar un avance porque quedaban dos años de gobierno, tenían que dar resultados y la fiscalía tiene que judicializar. 

Entonces el funcionario voló hasta Israel para juntarse con Tomás Zenón y pedirle que soltara información sobre el caso a cambio del “apoyo del presidente”.

Pero la medida desesperada no sirvió para nada porque no logró sacarle nueva información. Dos meses después aparecieron los mensajes de WhatsApp supuestamente enviados en 2014 por delincuentes, personas del ejército y otros funcionarios embarrados.

En junio AMLO anunció que este año se resolvía el caso y entonces se metió el turbo para cumplir con la promesa presidencial. 

Los mensajes llegaron a Encinas de una sola fuente y los guardó sin compartirlos siquiera con la Fiscalía por el miedo de que se filtraran. 

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Foto: @SEGOB_mx

Mientras Alejandro Gertz Manero, titular de la FGR, presionó al fiscal encargado del caso para que preparara la orden de aprehensión contra Jesús Murillo Karam. A pesar de que pidió tiempo para tener un caso más sólido, las prisas eran más y pasó lo que pasó. 

El caso fue suspendido y el juez jaló las orejas a los fiscales por el caso. Y luego vinieron más metidas de pata: tuvieron que pedir al juez que cancelara las ordenes de aprehensión contra militares por “deficiencia probatoria”. 

Gómez Trejo, el fiscal, renunció.

Los mensajes de WhatsApp entonces fueron el pilar del último informe de la comisión. El asunto es que se pusieron en duda y un equipo de investigadores internacionales notó que había en tono distinto en comparación de otras comunicaciones interceptadas.

Posteriormente Encinas explicó que no se habían logrado verificar muchas de las capturas de pantalla y que habían tenido que desechar muchas. Admitió que los mensajes podrían haber sido fabricados porque “todo es posible”. 

Entonces ¿es una verdad histórica 2.0 por las prisas?

La respuesta de AMLO

En conferencia de prensa mañanera, el presidente acusó de falso el reportaje, que era poco ético y que el diario estadounidense estaba vinculado a grupos de interés económicos y políticos. 

Les pidió que dejen de estar gastando el “dinero a lo tonto” y que no puedan el tiempo porque las investigaciones no se van a descarrilar. Afirmó que tienen toda la confianza en Alejandro Encinas y que no se va a desgastar porque “no está solo”.

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Yo soy Gabriela Espinosa, pero díganme Gaby, si no siento que me regañan. Trabajo como reportera y redactora en Sopitas.com desde 2018 y desde entonces me enfoqué, en su mayoría, en hard news. En diciembre...

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