Por Olympia Ramírez Olivárez

Existen personas que aman las películas de terror. He de aclarar que no soy una de ellas. Sin importar la trama, el director o los actores, para mí son una tortura que dura noventa minutos o más. Todo empeora cuando en la pantalla aparece la frase “Basada en hechos reales” (sea verdad o no). Para mí es una sentencia que eleva mis niveles de adrenalina, ansiedad y sobresalto ante cualquier cosa, por mínima que sea. En una situación parecida me encontré al terminar de leer la nota de la autora y comenzar con la primera parte del tercer libro de la escritora mexicana Fernanda Melchor.

Aquí no es Miami (Penguin Random House, 2018) es un conjunto de historias reales que nos presentan algunos acontecimientos de la vida veracruzana durante entre 2002 y 2011. A pesar de que muchas de éstas fueron publicadas originalmente como textos periodísticos, la autora —en una breve nota al inicio— prefiere que sean considerados simples relatos; la falta deliberada de información, el uso, manejo, tipo de lenguaje que emplea y su intención por “contar historias de la manera más honesta (…) posible (…)” hacen que esta obra sea casi inclasificable dentro de las tajantes categorías discursivas.

Esa fusión, entre lo literario y lo periodística, causa que las historias no sean sólo hechos que acontecieron tiempo atrás y a alguien más: cada uno de los tres apartados (“Luces”, “Fuego” y “Sombra”), con sus respectivos relatos, nos llevan a cuestionar su significado, así como el alcance de su impacto. Si bien esta obra decanta en la evidente reflexión acerca de los cambios y las condiciones a las que los jarochos se han sometido para sobrevivir, cada relato nos recuerda la sensibilidad humana ante las repentinas vueltas de la vida; Melchor no sólo muestra las historias per se, sino que, también, expone algo más detrás de ellas, más profundo y personal que el lector deberá descubrir conforme las devora. Las múltiples interpretaciones que se infieran son válidas si consideramos que no sólo los relatos transmiten lo sucedido, pues estas historias pretenden “ (…) centrarse en la experiencia transformadora del protagonista (…)” y así, posterior e inevitablemente, también en el lector. Por tanto, es importante reflexionar acerca de las distintas maneras en que cada personaje se transforma después de lo ocurrido.

escritora mexicana
Foto: Twitter | @fffmelchor

A pesar de ser donde las historias se desarrollan, Veracruz no sólo es el escenario, también es un personaje, víctima de la corrupción que, junto con sus habitantes, se adaptó al ambiente criminal. Incluso los carnavales, antros de lujo, rodajes de películas, exorcismos, entre otros sucesos de carácter insólito, no son suficientes para ocultar el alto grado de violencia que reina y se respira.

La narración, austera, sencilla, sin mucha descripción, ayuda a que empaticemos con cada uno de los informantes, así como crear una conexión con el Veracruz que Melchor dibuja. Por otro lado, los matices informativos, muy parecidos a aquellos de la crónica, precisan que cada una de estas historias fueron reales. De ahí que su efecto sea aún mayor que si se tratara de invenciones, pues al no hablar de “(…) lágrimas, hombres armados o niños heridos donde nunca los hubo”, la obra logra tener un acercamiento más real a las situaciones y personajes. Lo sorprendente y temible de las historias que conforman Aquí no es Miami es que fueron la realidad de alguien —a pesar de que, a ratos, parecen ficticios por la manera en la que se narran, por su contenido o por lo extraordinario y surreal de la situación— y ésta, poco a poco, se vuelve el nuevo estilo de vida de muchos otros. Así como en las películas de terror, el simple hecho de saber que cada uno de los relatos es la experiencia de alguien más pone los pelos de punta. La cercanía entre Melchor y sus informantes es notoria en cada página, provocando que la historia se desenvuelva sin pena y prejuicios, que se perciba sincera. Asimismo, influye en cómo el lector percibe lo contado, pues es como si estuviera escuchando los testimonios de viva voz.

Tanto en las películas de terror como en Aquí no es Miami, la advertencia parece ser la misma:  “Basada en hechos reales”; sin embargo, la diferencia entre la realidad de las historias de las películas y los relatos de esta obra es la duración de ese miedo. Mientras que con la película éste (reducido a un espanto) termina cuando salimos de la sala de cine, el miedo que los protagonistas de Melchor vivieron les dura toda la vida y es tanto que logra infundirlo en la cotidianidad de la vida del lector.

Fernanda Melchor

Fernanda Melchor, Aquí no es Miami , Penguin Random House, México, 2018.

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