Recientemente se anunció el permiso de residencia por un año que el gobierno ruso concedió a Edward Snowden. El ex-trabajador de la NSA se encontraba sin pasaporte y en la mira de miles de personas alrededor del globo. Este nivel de atención sólo es comparable al que llevó al exiliado soviético Leon Trotsky a refugiarse en México.
Para algunos puede resultar una ironía que dos de los casos más famosos de refugio político comiencen y terminen en territorio ruso. En estos días Snowden recibió un permiso para viajar libremente por Rusia, mientras que hace casi 85 años Leon Trotsky era expulsado de este país.
No obstante, la comparación de los dos casos va mucho más allá. Las revelaciones de Snowden conmocionaron al mundo. Muchas personas alrededor del globo, incluso gente dentro de los Estados Unidos, estaban pendientes del futuro del informático que se había quedado sin pasaporte. La misma población rusa celebró ruidosamente la salida de Snowden del área internacional del aeropuerto de Sheremetievo.
“La llegada oficial del sr. Snowden a Rusia fue celebrada por muchas personas que, junto a varios estadounidenses o gente de otros países, defendían su decisión de filtrar los secretos de la vigilancia norteamericana. Ivan I. Melnikov, dirigente del Partido Comunista, miembro del Parlamento y candidato a ocupar la alcaldía de Moscú en las próximas elecciones, lo llamó héroe”. The New York Times, 2013.
Trotsky, por su parte, sufrió la expulsión de su propio país. Incluso Stalin, el dirigente de la URSS en aquel momento, ordenó que se le borrara de las fotos y de los documentos para que desapareciera de todos los actos públicos y fuera considerado un traidor. Después de vagar por el mundo como un apestado, termino viviendo en México gracias a las gestiones del pintor Diego Rivera con el entonces presidente Lázaro Cárdenas.
“En este momento [Trotsky] permanece en inminente peligro de ser asesinado, encarcelado o forzado a exiliarse en una cárcel de una remota colonia Francesa. ¡Trotsky debe ser rescatado de la policía francesa! ¡Las manos de sus enemigos deben ser detenidas! ¡Debe encontrarse un lugar de asilo para él!”. The New International, 1934.
La historia de Leon Trotsky no tuvo un final feliz. Fue asesinado por órdenes de Stalin en 1940, mientras residía en Coyoacán. Apenas habían pasado tres años desde que se le había concedido asilo político en nuestro país.
Todavía falta mucha historia en la vida de Snowden, y no sabemos qué es lo que pueda pasar. Al menos por ahora, el futuro no pinta tan mal para él.