Desde el 2001, la Organización de las Naciones Unidas declaró que cada 20 de junio es el Día Mundial de los Refugiado. En estas fechas, tradicionalmente fijamos la vista en los mexicanos que viven al norte de la frontera y particularmente en estos momentos de inestabilidad internacional.
Sin embargo, en un día como hoy, vale la pena recordar los cientos de migrantes que llegaron a nuestro país en busca de una vida mejor. Jóvenes, niños, niñas y familias completas; miles de personas que llegaron a México para cambiar su vida. Algunos están aquí huyendo de la violencia, otros quieren acceder a la educación y algunos más esperan en un futuro regresar a su país. Por el momento, encontraron la tranquilidad para hacer de México su segundo hogar.
Conoce sus historias y un poco más sobre las vidas de Lilian, Mauricio, Dalyn y El Gato en este fotorreportaje de Amnistía Internacional.
Lilian
Mi nombre es Lilian Esther. Tengo 36 años. Vivo en México con mi esposo y mis dos hijas.
Nosotros somos de Valledupar, Colombia y ahora vivimos en Texcoco, en lo que esperamos con emoción nuestra solicitud de asilo en el país.
Antes de llegar a México, vivimos en Venezuela y en Colombia. Durante un tiempo fuimos muy felices ahí, pero el asesinato del hermano de mi esposo en Colombia y la terrible crisis humanitaria de Venezuela nos obligó a salir huyendo de los dos países.
En el camino nos robaron nuestras cosas. Lo único que pude conservar fue una banda de tela con la bandera de Colombia impresa. Esa banda es lo único que nos queda de nuestra vida pasada y la atesoro mucho; espero que algún día podamos tener más cosas de nuestra tierra.
Cuando llegamos a México fuimos recibidos con el amor y la humanidad de muchas personas. Fueron nuevos amigos los que me regalaron una cazuela y otros objetos que son ahora los más preciados para mí. Estos significan una nueva vida.
Dalyn
Mi nombre es Dalyn. Tengo 13 años. Vivo en México con mis papás y con mi hermana.
Mi sueño después de tanto viaje y de estar tan lejos de casa es estudiar agricultura aquí en México y regresar a Colombia a cuidar la parcela con mi abuelo. Lo extraño mucho.
El violín que me regaló mi madre es mi tesoro y lo único que me queda de cuando vivimos en Venezuela. Lo he cuidado mucho y a pesar de que ahora no tenga todas las cuerdas, sé que aquí en México las vamos a encontrar.
Con este violín haré mucha música nueva.
“El Gato”
Me llaman “El Gato” y vengo de El Salvador. Hoy vivo en la Ciudad de México.
Antes de llegar aquí, pasé mucho tiempo en Estados Unidos. Allá encontré una nueva vida, me di cuenta de la enorme violencia en la que vivía en El Salvador.
Desafortunadamente, fui condenado por un crimen que no cometí y fui devuelto a El Salvador. A mi regreso, solo fui víctima de violencia y amenazas de las pandillas, no podía seguir viviendo ahí; ese lugar dejó de ser mi hogar.
Esta fotografía es muy importante para mí. En ese cerro fue que crecí, corrí y jugué con mis primos, mis amigos, antes de que todo fuera diferente, antes del peligro y las pandillas.
Siempre que tengo melancolía la miro, recuerdo como era correr de niño, jugar todo el día en el cerro y llegar a comer con mi madre. La llevo a todos lados, me recuerda de dónde vengo.
Ahora en México me siento tranquilo, encontré trabajo y apoyo de muchas personas y organizaciones que me ven como persona, que me miran como soy yo y no solo como un migrante.
Mauricio
Mi nombre es Mauricio, soy de Venezuela, tengo 36 años y vivo en la Ciudad de México.
Salí de Venezuela hacia Colombia en 2014, como resultado de la crisis humanitaria que está experimentando el país. Tengo un padecimiento crónico y requiero de atención médica constante.
En Colombia, sufrí obstáculos para acceder a la atención médica debido a mi condición de migrante, así que tuve que salir de nuevo. Con mi salud cada vez más deteriorada emprendí en 2018 el viaje hacia México.
Esta Biblia es muy importante para mí. Me ha acompañado en todo momento y en todo problema. Mi padre me la dio con todo su amor antes de que saliera de Venezuela. Su dedicatoria aún la leo todas las noches.
Actualmente vivo en un refugio para migrantes, ellos me dan comida, alojamiento, asistencia legal y psicológica.
Quiero estudiar turismo y gestión hotelera para trabajar mucho y traer a mi familia.
Creo que todo el mundo es un ser humano y merece una oportunidad en la vida.
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Como ellos hay miles de personas que salen de sus países en América cada año y llegan a México buscando refugio, pero no todos tienen la fortuna de encontrarlo. Firma esta petición para pedirle al gobierno mexicano que no devuelva a personas en busca de refugio a situaciones de peligro en sus países. Lee un poco más sobre la iniciativa AQUÍ.
*Por Sergio Ortiz de Amnistía Internacional. Conoce sus redes en: @AmnistiaOnline y @AIMexico