En ese ida y vuelta que ya les gustó a los legisladores del país, la reforma laboral es nuevamente enviada al Senado, luego de que los diputados aprobaron incluir -otra vez– el voto a mano alzada de los dirigentes sindicales, y quedando en “suspenso” el derecho de los trabajadores para conocer el contenido de sus contratos colectivos antes de firmarlos; este punto lo pasó directamente al pleno.
Lo anterior se logró “gracias” a la ruptura entre PRD y PAN, que hasta hace unos días habían formado un dúo dinámico que hacía –o disimulaba- un frente que se oponía al PRI; el artículo que ocupó la mayoría de la discusión –el 371- quedó de la siguiente manera:
“Los estatutos de los sindicatos contendrán el procedimiento para la elección de la Mesa Directiva y el número de miembros, salvaguardando el libre ejercicio del voto con las modalidades que acuerde la asamblea general; de votación indirecta y secreta o votación directa y secreta”.
Así, PRI, PAN, PVEM y PANAL, votaron a favor de la redacción del artículo anterior, mientras que fue rechazado por PRD, Movimiento Ciudadano y PT.
Pues qué bien que se estén preocupando por los derechos sindicales, dirán con justa razón varias personas… pero mientras tanto, ¿se han preguntado qué se ha resuelto en relación a la friega que la reforma laboral acomodará a trabajadores NO sindicalizados?
Al parecer –y aunque Dolores Padierna diga lo contrario- dicho tema tiene sin cuidado a los legisladores, quienes centran todos sus pocos esfuerzos en el tema de la democracia sindical, hecho que reclaman diversos grupos afiliados a la Unión Nacional de Trabajadores:
“La discusión a los cambios de la iniciativa presentada por el Ejecutivo sólo se ha centrado en asuntos de democracia y libertad sindical, es un “distractor”, porque lo que había que cambiar era lo relacionado a la precarización del trabajo, especialmente la legalización del outsourcing y el trabajo por hora.”
Pues sí, es lo que a muchos nos gustaría que se discutiera… pero igual y cuando terminen de velar por sus los intereses de los sindicatos se acuerdan de eso que eufemísticamente llamaron “flexibilidad laboral”.