Lo que necesitas saber:
La Reforma Espacial está atorada en el Congreso pero es el primer pasito para un escenario futuro en el que tengamos astronautas mexicanos y lanzamientos espaciales.
¿Alguna vez se han preguntado por qué en México no hay una base para lanzamientos espaciales? ¿por qué no hay un programa mexicano de entrenamiento para astronautas? Si bien contestar estas preguntas no es tan sencillo, podemos guiarnos por la Reforma Espacial en México que está en el horno del Congreso.
Y ojo acá, estamos hablando de los primeros pasos legislativos para darle un empujoncito a la industria espacial mexicana que por muchos años ha estado, digamos, en pausa.
La reforma espacial en México y el Congreso
“El derecho espacial se encuentra en rápido avance ante la cada vez más compleja actividad del ser humano en el cosmos, para lo cual México en esta década de los 2020’s ya debe participar en el entorno mundial, con la conformación de un sistema jurídico sideral que lo habilite a participar de manera contundente en la era espacial“, se lee en los argumentos de la iniciativa de reforma espacial que sigue congelada en el Congreso.
El proyecto fue presentado por primera vez en la Cámara de Diputados en marzo de 2022 y luego de superar las comisiones correspondientes, recibió luz verde en el pleno un año después, en abril de 2023.
Como indica el proceso para fabricar una ley, la iniciativa se fue al Senado y ahí está atorada. Si bien la vicepresidenta del Senado, Ana Lilia Rivera, hizo un llamado para aprobar la reforma espacial en calidad de urgente, el asunto terminó por atascarse.
Pero ¿qué es lo que busca esta iniciativa de reforma espacial? Así a grandes rasgos que la industria espacial sea considerada como un asunto prioritario para el país.
La idea es reformar los artículos 28 y 73 de la Constitución de México para integrar las actividades en el espacio ultraterrestre como un “área prioritaria” para el desarrollo nacional.
¿Y eso para qué o qué? Bueno, con ello el Estado podrá otorgar concesiones o permisos en los sectores que están involucrados. Ya lo explica la astronauta Katya Echazarreta, una de las impulsoras de la reforma, en una entrevista a Wired:
“Si queremos tener una base de lanzamiento en México y lanzar un cohete, aunque no sea un cohete mexicano, sino uno de alguna otra empresa, no pueden. Y no pueden porque no existe la base legal necesaria para poder crear un permiso. No es que sea ilegal, es que no es legal. Estas actividades espaciales no tienen regulación en absoluto y es por eso que no existen“.
Además, la reforma le daría al Congreso (Cámara de Diputados y Senadores) la facultad para legislar sobre las actividades en el espacio ultraterrestre.
Claro, se lee totalmente burocrático pero la aprobación de esta reforma es el primer paso para que el Estado pueda pensar y aplicar políticas y programas en materia espacial.
Sí, para soñar con una base de lanzamientos espaciales pero también para la protección del medio ambiente, la gestión de la tierra y recursos hídricos, desarrollo urbano y rural, ecosistemas marinos y costeros, cambio climático, energía, navegación, reducción de riesgos de desastre y respuesta a emergencias y muchas pero muchas cosas más.
Además, que sirva como recordatorio que el Estado tiene que apoyar la investigación científica y la formación de profesionales que construyan ese futuro espacial soñado.
Se plantean, entonces, 10 objetivos a partir de esta reforma espacial mexicana:
- Las actividades espaciales como un mandato constitucional
- Un proyecto de nación enfocado en el desarrollo de actividades espaciales
- Echarle un ojo a las actividades espaciales de otros países para que México jale las que más le convengan y le entre al quite
- Revisar los planes de estudio de las carreras y posgrados relacionados.
- Crear un plan para “obtener el interés social”
- Impulsar que el Gobierno, el sector privado y la sociedad civil le entre a la chamba
- Imaginar en grande y pensar en lo que México necesita para alcanzar cuerpos celestes
- Que México realice y regule sus actividades espaciales en la Tierra, en el espacio exterior y en cualquier cuerpo celeste al que llegue
- Que desarrollemos nuestra economía espacial
- Trabajar con el resto del mundo para “propagar de manera indefinida la especie humana y por en ende los mexicanos en el espacio exterior
Si casi todas las actividades espaciales necesitan de transportación, por qué no tenemos plataformas de lanzamiento y/o lanzadores.
El texto de la iniciativa reconoce que mano de obra hay, también la geografía adecuada y la capacidad de dejar de contratar servicios extranjeros para, por ejemplo, mandar satélites al espacio.
Ya ni hablamos de la exploración de otros cuerpos celestes, la idea de vivir en Marte, turismo espacial, investigación, un programa de astronautas mexicanos, etc. Es por eso que URGE –con mayúsculas– que el Congreso apruebe lo que ya tiene en las manos.
La Agencia Espacial Mexicana
La Guerra Fría entre Estados Unidos y la extinta URSS (hoy Rusia), tras la Segunda Guerra Mundial, propició una carrera espacial acelerada.
Esto propició que la comunidad internacional esbozara programas de actividades espaciales muy ambiciosos: desde el primer satélite orbital hasta el hombre en la Luna.
Y todo esto logró llegar a México. En agosto de 1962 se creó la Comisión Nacional del Espacio Exterior, que tenía como objetivo controlar e impulsar la investigación, exploración y utilización del espacio exterior con fines pacíficos.
Ese mismo año nació el hoy Departamento de Ciencias Espaciales en el Instituto de Geofísica de la UNAM.
Con la crisis económica del sexenio de José López Portillo, la Comisión desapareció en 1977 y la investigación espacial recibió un golpe bastante fuerte. Pero eso no quiere decir que los esfuerzos de la comunidad científica pararon. Se complicaron pero a paso lento continuaron, topándose muchas veces con pared.
Desde la década de los 90 había propuestas para crear una agencia espacial de México, que coordinara e impulsara todo, pero el presupuesto...
Fue hasta 2005 cuando dos ingenieros (José Luis García García y Fernando De la Peña Llaca) presentaron ante la Cámara de Diputados una iniciativa para la creación de la Agencia Espacial Mexicana.
La Cámara baja aprobó en abril de 2006 y el Senado hizo algunas modificaciones tras una serie de foros de consulta nacionales. En noviembre de 2008 los senadores aprobaron, y después de regresar a la Cámara de Diputados para la firma final, se promulgó el 13 de julio de 2019, entrando en vigor el 31 de julio del mismo año.
Con la conformación de la Junta de Gobierno, los foros de consulta pública nacional para hacer los lineamientos generales de política espacial, el nombramiento del primer director (Francisco Javier Mendieta Jiménez) y demás, la agencia agarró vuelo hasta 2013.
Así a grandes rasgos, el Programa Nacional de Actividades Espaciales (2020-2024), aprobado por la Junta de Gobierno de la Agencia Espacial Mexicana en septiembre de 2020, establece 5 puntos a partir de los cuales se tiene que actuar en materia espacial:
- Formar profesionales en el campo espacial
- Empujar la investigación científica y el desarrollo técnico espacial
- Impulsar el desarrollo industrial, comercial y la competitividad en el sector espacial
- Trabajar en los asuntos internacionales, normatividad y seguridad en materia espacial
- Financiamiento y gestión de la información en materia espacial.
La cosa es que en la existencia de la Agencia Espacial Mexicana, el presupuesto que le han asignado no está ni cerca de ser suficiente. De acuerdo con los Presupuestos de Egresos de la Federación desde 2012, año en el que le asignaron el programa presupuestario “Investigación, estudios y proyectos en materia espacial (E029)“, el presupuesto más alto que le han asignado fue en 2014 con 109 millones de pesos.
- En 2012 fueron 55 millones 200 mil pesos
- En 2013 fueron 86 millones 601 mil 390 pesos
- En 2014 fueron 109 millones 066 mil 029 pesos
- Para 2015 fueron 108 millones 237 mil 256 pesos
- En 2016 fueron 87 millones 858 mil 353 pesos
- En 2017 fueron 89 millones 873 mil 323 pesos
- En 2018 fueron 75 millones 368 mil 502 pesos
- En 2019 fueron 60 millones 192 mil 220 pesos
- En 2020 fueron 62 millones 252 mil 681 pesos
- En 2021 fueron 60 millones 101 mil 058 pesos
- Para 2022 fueron 62 millones 207 mil 421 pesos
- En 2023 fueron 65 millones 114 mil 512 pesos
- En 2024 les dieron 73 millones 913 mil 894 pesos
Si comparamos este dinero con lo que otros países destinan en materia espacial nos quedamos muy pero muy cortos.
La administración de Joe Biden, en Estados Unidos, pidió un presupuesto para la NASA de 27 mil 200 millones de dólares en 2024, mil 800 millones más de lo que la agencia recibió en 2023. De este dinero, por ejemplo, 8 mil 100 millones van para exploración lunar.
México, para el 2024, asignó poco más de 4 millones 150 mil dólares a la Agencia Espacial Mexicana. La Agencia Espacial de China contempla unos 8 mil 900 millones de dólares, la Espacial Europea (ESA) unos 7 mil 200 millones. Todavía estamos muy por debajo.
La industria aeroespacial en México
¿En qué contexto aparece la reforma espacial en México? La industria aeroespacial mexicana está, mayormente, enfocada a la producción manufacturera. Los estados que destacan por el número de empresas del sector aeroespacial son Baja California, Sonora, Chihuahua, Querétaro, Nuevo León y Jalisco.
De acuerdo con la Federación Mexicana de la Industria Aeroespacial, el sector aeroespacial uno de los más dinámicos con un 14% de crecimiento sostenido en los últimos 15 años.
Actualmente hay más de 350 empresas en México, con más de 60 mil empleados directos en 19 estados. Nuestro país está en el lugar 12 a nivel global en la industria y es el 7° mayor exportador a Estados Unidos.
Este mapa, por ejemplo, muestra la manera en que están distribuidas las empresas de acuerdo a su producción: mantenimiento y reparación, diseño e ingeniería, investigación y desarrollo, así como manufactura (el 80%), recubrimiento y soldadura.
La mayor cantidad de empresas se ubican en Baja California, Sonora y Querétaro. desarrollando actividades de mantenimiento y reparación.
De acuerdo con datos hasta 2014, se sabe que México exporta 65% más manufacturas que toda América Latina junta.
Esta otra gráfica elaborada por el gobierno de México a partir de datos del Banco de México muestra que el 81.3% de las exportaciones aeroespaciales de México hasta 2015 fueron a Estados Unidos.
Y la pregunta inicial vuelve: si tenemos una geografía privilegiada, mano de obra y demás ¿por qué no hay una plataforma de lanzamientos espaciales en México? ¿una escuela de astronautas? ¿proyectos de exploración espacial a gran escala?
Los proyectos espaciales en México
Y luego de hablar de la reforma espacial en México hay que darle un vistazo al pasado. Uno de los estudios de la Comisión Nacional del Espacio Exterior (CNEE) (que fue creada en 1962 y desapareció en 1977) estuvo relacionado con el desarrollo de cohetes sonda con fines meteorológicos. De ahí apareció el MITL 1, el cohete Hulte 1 y el MITL 2.
Ya en 1968 y pensando que necesitábamos un sistema satelital para la transmisión mundial de los Juegos Olímpicos, el gobierno se afilió al sistema Intelsat. Se construyó en Hidalgo la primera estación del país y rentaron un satélite de la NASA, el ATS-3.
Luego de la desaparición de la CNNE en México aparece el primer ponche de satélites propios: el Sistema Morelos.
Morelos I y Morelos II fueron puestos en órbita en 1985 bajo el manejo de Telecomunicaciones de México (Telecomm). El astronauta mexicano Rodolfo Neri Vela viajó en el transbordador Atlantis cuando pusieron en órbita el Morelos II.
Telecomm adquirió un nuevo sistema satelital llamado Solidaridad. En 1993 el Solidaridad I fue puesto en órbita y un año después el Solidaridad II.
El primer satélite diseñado y construido completamente por México, de hecho por la UNAM, fue el UNAMSAT-1, que desafortunadamente fue destruido durante su lanzamiento en 1995. Un año después lanzaron el UNAMSAT-B, que funcionó por un año.
El proyecto de satélites mexicanos SATEX-1 comenzó en 1994 y conjuntó a varias instituciones como el CICESE, el Cinvestav del IPN, el Instituto de Investigaciones Eléctricas, el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), el Instituto de Ingeniería de la UNAM, la Escuela Superior de lngeniería Mecánica y Eléctrica unidad Zacatenco y Ticomán, así como la Universidad de Puebla (BUAP).
Pero la falta de dinero y apoyo provocó que todo se detuviera con más del 80% de avance. Este caso nos recuerda a la historia del telescopio San Pedro Mártir en Baja California.
En 2010 aparece Mexsat, un sistema satelital de seguridad nacional que incluye el Bicentenario, el Centenario y el Morelos II. Pero, como todos los anteriores, fueron comprados en el extranjero.
Uno de los proyectos más recientes es COLMENA, en el que participaron más de 200 jóvenes de la UNAM y que fue probado en el Instituto de Ciencias Nucleares (ICN).
Está compuesto por 5 micro robots mexicanos que se desplegarán sobre la superficie de la Luna y se conectarán electrónicamente a un panel que pueda generar energía.
Los micro-robots pesan menos de 60 gramos y miden 12 centímetros de diámetro cada uno. Los robots ya están instalados y están esperando ser lanzados dentro de la nave Peregrine Lunar Lander, de la empresa estadounidense Astrobotic
Recientemente platicamos con el CEO del Centro Espacial Houston de la NASA en Texas, Estados Unidos. Si bien habla de que el camino al espacio es un proceso, paso por paso, concuerda en que el primer paso para despegar es el marco legal.
Además, claro, de impulsar la educación y el interés de los jóvenes en la ciencia y tecnología, en estudiar carreras del área STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés).
¿Qué necesitamos para algún día entrarle de lleno a sus propias actividades espaciales? Empezar, fortalecer el marco legal (la reforma espacial en México, impulsar la investigación nacional, los proyectos de universidades, empujar el intercambio con otros países, no dejar de lado el proyecto de la Agencia Espacial Latinoamericana, asignar más dinero…