Un negocio petrolero histórico está apunto de ser aprobado en Brasil. Por un lado, todo parece blindado para evitar un trato que no convenga al país; por otro lado, el 90% del sindicato petrolero, incluyendo a sus expertos, se oponen.
El día de hoy, los enfrentamientos en Brasil entre autoridades y manifestantes a las afueras del hotel donde se anunciará el ganador de la licitación para la explotación de uno de los yacimientos de petróleo más grandes del mundo, han puesto de manifiesto algo: un fuerte sector está en contra de que el extranjero obtenga beneficios de los recursos naturales. ¿Nos recuerda algo? Sin embargo, no debemos olvidar las circunstancias específicas que rodean al conflicto en Brasil. Echemos un vistazo:
Campo Libra es el nombre del nuevo paraíso petrolero. Descubierto hace relativamente poco tiempo, en aguas cercanas a Río de Janeiro, el nuevo huevo de oro negro tiene unas proporciones bastante difíciles de imaginar: mil 500 metros cuadrados de superficie por 326 metros de profundidad, lo que se traduce en nada menos que 12 mil millones de barriles de petróleo.
Para poner esto en perspectiva: México extrae 935 millones 130 mil barriles al año, de suerte que la reserva de Campo Libra representaría casi 13 años de abastecimiento de petróleo de nuestro país. Por supuesto, no se trata del único yacimiento de Brasil, pero sí de uno de los más jugosos del mundo.
Cuando el gobierno brasileño convocó a las grandes empresas petroleras del mundo a concursar por la licitación para la explotación del yacimiento, hubo una gran sorpresa: los 4 consorcios líderes del mundo, BP, BG, Axxon y Chevron no entraron al juego. ¿Por qué? El motivo parecen ser las fuertes condiciones que la administración de Dilma Rousseff puso a los concursantes con la intención de no dejar ningún cabo suelto ni oportunidad de fuga.
En primer lugar, Brasil dejó claro que el 70% de los beneficios habrán de quedarse en la región. En segundo lugar, pidió una prima adelantada para el gobierno de 5 mil millones de dólares a quien resulte ganador. En tercer lugar, cada empresa participante debió pagar una cuota de 900 mil dólares para entrar al concurso. De aquí a 30 años, se espera que Brasil obtenga nada menos que 405 mil millones de dólares. Además, quien gane el concurso deberá hacer una fuerte inversión en preparativos durante años antes de ver un centavo de ganancia.
Al parecer, todas aquellas condiciones que, según las autoridades, garantizan que Brasil no esté sino pagando servicios de exploración y explotación en aguas profundas (que en algunas zonas pueden alcanzar los 7 mil metros seguidos de una capa de dura piedra) en vez de regalar su petróleo, fueron las que desmotivaron a los gigantes americanos e ingleses, quienes, sin embargo, explotan ya algunos otros yacimientos en el país. Todo parece indicar que Brasil aprendió su lección.
No obstante, y pese a que las condiciones incluyen también que Petrobras, la empresa estatal de hidrocarburos brasileños, ha de tener al menos un 30% de participación en cualquier consorcio que entre al país, el sindicato de trabajadores del petróleo ha levantado una huelga general en la que participan nada menos que el 90% de sus empleados. Sus dirigentes advierten que Campo Libra sería explotable con un 100% de inversión gubernamental y que la inclusión de capital privado resultará peligrosa, pese al acuerdo supuestamente blindado.
Un fuerte sector de la población se posiciona en contra del acuerdo: 23 demandas que pretenden echar atrás la licitación han llegado a los tribunales, aunque 14 han sido ya despachadas por estar fundamentadas más en motivos “ideológicos que técnicos.” A su vez, una manifestación, a la que no han faltado las alas más violentas, tuvo lugar esta mañana en el hotel donde el ganador será anunciado. Fuerzas armadas, policías federales y locales se han dado cita para impedir que los manifestantes entren al recinto.
¿Debe México aprender del caso brasileño que no han de llevarse a cabo tratos con empresas extranjeras sin los seguros legales adecuados, o más bien que, aun con aquellos seguros, una manifestación en contra de la privatización de los recursos naturales resulta legítima?
Vía: El País, La Jornada, BBC
